Mina Ariana: Un potencial peligro para el suministro de agua en Lima
Autora: Lucía Elizabet Rucoba Hernández
Edición: Stephanie Nicolle Alcántara Torres
¿Sabes de dónde viene el agua que consumes diariamente? Desde 1950, el aporte del río Rímac no satisfacía la creciente demanda de agua en Lima y Callao. Por ello, fue necesaria la implementación de un sistema de regulación hídrica situado en Marcapomacocha, Junín. Dicho sistema actualmente representa el 62% del aporte total del río hablador (Cooperación, 2020), quedando clara su relevancia en el suministro de agua para la población. Este sistema está conformado por lagunas y canales cuyas aguas son trasvasadas de la cuenca Mantaro hacia la cuenca Rímac a través del túnel trasandino Cuevas- Milloc.
Sin embargo, este dinamismo se puede ver afectado por la presencia de la mina Ariana en la zona. Pero, ¿qué es el proyecto mina Ariana? El proyecto mina Ariana consiste en la extracción de materiales del yacimiento polimetálico con reservas de cobre y zinc, y pertenece a la compañía Ariana Operaciones Mineras, sucursal de la empresa Southern Peaks Mining LP. Este se encuentra situado en el distrito de Marcapomacocha, ubicada a 10 km del centro poblado más cercano. Además, cuenta con una extensión de 193 hectáreas y un área de impacto ambiental indirecto de más de 2000 hectáreas. Entre sus principales componentes se encuentran la mina, canteras, plantas, campamentos, depósito de desmonte y de relave, siendo estos dos últimos aquellos con mayor probabilidad de generar un mayor impacto desfavorecedor en el ambiente.
En este sentido, se podría decir que el proyecto de la mina Ariana representa un potencial peligro en dos principales aspectos:
En primer lugar, el depósito de relave de la mina Ariana se encuentra sobre un cauce natural que sirve de conducción para las aguas de rebose de las lagunas Chullo, Rumicruz y Huarmi, las cuales son aportantes al Túnel Trasandino. Según un informe técnico emitido por SEDAPAL en el 2018, su ubicación podría impactar negativamente el suministro de agua debido a posibles infiltraciones de lixiviados que contienen metales como plomo y cobre, afectando las propiedades físico-químicas de este recurso. En tal sentido, la empresa contempla la impermeabilización de la zona. A pesar de ello, un estudio desarrollado por Enel y SEDAPAL en el 2015 observa la existencia de discrepancias entre los parámetros empleados para los estudios a cargo de la empresa y aquellos obtenidos de ensayos realizados en campo, siendo los primeros aquellos que cuentan con mejores características.
En segundo lugar, los impactos ambientales generados por el proyecto no han sido completamente detallados en su respectivo estudio o no han recibido la debida atención. Por ejemplo, el plan de monitoreo no incluye el monitoreo de agua en la entrada ni en la salida del túnel trasandino, por lo que de haber alguna infiltración perniciosa esta no podría ser notada inmediatamente. Además, las interferencias existentes entre los cursos de agua en el sistema de derivación a Lima y los emplazamientos para los procesos mineros no han sido detallados en los planos del proyecto mina Ariana. Por último, existe un potencial impacto negativo en el área de influencia indirecta del proyecto, el cual incluye a las lagunas, debido al material particulado emitido debido a la actividad minera capaz de alterar la composición química del agua y afectar el ecosistema.
Rol de las autoridades:
En este conflicto, resalta la participación de SEDAPAL y del Ministerio de Energía y Minas. Por un lado, el ente de aprobar estudios de impacto ambiental, el cual posibilita la ejecución del proyecto, es el SENACE. No obstante, en este caso, el EIA (Evaluación de Impacto Ambiental) no fue aprobado por ninguna autoridad bajo el mando del Ministerio del Ambiente, sino por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM). Esto, a pesar de las claras deficiencias que este presentaba. Además, la problemática se hace visible a partir del envío de reportes por parte de SEDAPAL reiteradas veces desde el 2015 hasta el 2018. En tales documentos se manifiesta la preocupación ante una posible afectación en la calidad y cantidad del agua potable en Lima y Callao que pueden ser generadas por el proyecto como efectos no contemplados en el EIA. A pesar de ello, no hubo respuesta por parte del MINEM o de la compañía Ariana, ni una evaluación a cargo de autoridades como la Autoridad Nacional del Agua (ANA) o la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento.
Actualmente, el proyecto se encuentra paralizado debido a una demanda de amparo constitucional donde se exige el cese inmediato de actividades, cuya resolución ha debido ser ejecutada hace un par de semanas. Pese a ello, hasta el momento no hay información acerca de la sentencia. En este sentido, el caso del proyecto Mina Ariana es una clara muestra de que los organismos que impulsan el proyecto no pueden ser juez y parte en el proceso. Esto se debe a que se observan negligencias en el EIA, el cual debió pasar por la evaluación de un ente objetivo capaz de realizar las observaciones necesarias para que sean, posteriormente, subsanadas por la empresa o, de lo contrario, para que el proyecto sea observado.
BIBLIOGRAFÍA:
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