Cowspiracy: El secreto de la sustentabilidad
AUTORES: Mariel Alejandra Gonzales Flores y Xiomara Naomi Cuadrado del Castillo
EDICIÓN: Joel Andre Visurraga Rodil
Directores: Kip Andersen y Keegan Kuhn
Año de publicación: 2014
El aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) acumulados en la atmósfera están ocasionando una retención de calor mayor del necesario. Si bien esta problemática es muy bien conocida por muchas organizaciones sin fines de lucro y activistas medioambientales, quienes difunden medidas a tomar sobre dicho problema; el documental Cowspiracy nos revela que estas acciones no son suficientes para frenar el daño, y además nos informa cómo la industria ganadera es la gran responsable del aumento de los GEI, la deforestación de bosques y selvas, la extinción de especies y el consumo desmedido de agua. Asimismo, este documental permite cuestionarse sobre el efecto que produce una dieta basada en el consumo de carne, así como productos derivados de animales, y qué acciones se pueden tomar para frenar las repercusiones que esta industria ha ocasionado al medio ambiente.
En primer lugar, la crónica de Andersen demuestra cómo la industria ganadera genera efectos negativos sobre el medio ambiente, siendo una fuente importante de contaminación por metano. Esto se debe a que los bovinos producen desmesuradamente este gas a través de su proceso digestivo, donde participan diversos tipos de bacterias que degradan la celulosa ingerida en glucosa, que luego fermentan el ácido acético y reducen el dióxido de carbono formando metano. Su emisión representa energía alimenticia que se transforma en gas no aprovechable para el animal y lo eliminan vía eructo o por medio de las fosas nasales (Bolívar et al. 2005). Además, se menciona que este gas posee un efecto 23 veces más contaminante que el CO2. No obstante, si bien la situación es alarmante, la cifra que identifica la actividad ganadera como la responsable de la emisión del 51% de gas metano no es verídica, pues en realidad, la ganadería se responsabiliza del 14,5% de la emisión de GEI, según la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations por sus siglas en inglés).
En segundo lugar, el documental nos muestra cómo el sector pecuario también es un factor importante de la deforestación de las selvas tropicales, al ser responsable de la desaparición de 55 millones de hectáreas de selva a través del tiempo, y la drástica extinción de especies visibles en nuestros días. En la cinta se expone que diariamente se deforesta a una tasa de 4000 metros cuadrados por segundo, siendo la principal causa la necesidad de espacio para la crianza del ganado, además de la tierra necesaria para el cultivo de sus alimentos. Sobre esto último, se resalta lo innecesario de la producción alimentaria de los vacunos que si fueran reemplazados por plantaciones para consumo humano, podrían fácilmente generar altos rendimientos en el mundo, además de regenerar los ecosistemas destruidos. Y, cabe resaltar que entre mediados del año 2019 e inicios del 2020, se deforestó 4567 kilómetros cuadrados de selva amazónica: un 54% más que el período anterior y la tasa más alta registrada en los últimos 50 años siendo el aumento imparable de la demanda de carne la gran protagonista. Si esta problemática continúa, la proyección que el documental refleja sobre la desaparición de la Amazonía en el 2025 se vuelve cada vez más acertada.
El tercer punto, aún más controvertido, son las exorbitantes cifras necesarias para mantener esta producción agrícola concentrada que Andersen precisa, por ejemplo, que el uso doméstico de agua en su país solo representaría el 5% del consumo total y que en comparación al sector ganadero, este representaría el 55%; otro dato curioso que expone es que se estaría necesitando 2.500 galones de agua solo para producir medio kilo de carne. Podemos señalar que según la FAO se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, siendo la carne el producto que más litros de agua precisa para su elaboración.
También, se están contaminando las aguas superficiales, como los ríos y la desembocadura de estos al mar, generando la muerte de muchos ecosistemas marinos como los arrecifes coralinos. Esto se debe, en parte, al mal manejo de residuos ganaderos como el estiércol que terminan en el mar más cercano a estas zonas industrializadas. Sobre ello, la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (EPA) a través de su informe titulado “Evaluación de la gestión de riesgos para operaciones de alimentación animal concentrada” señala que los efectos de la liberación excesiva de nutrientes en la cuenca hidrográfica pueden provocar la eutrofización de los cuerpos de agua con la consiguiente degradación de los usos potenciales del agua. Los organismos dañinos pueden florecer en respuesta a la entrada de nutrientes que causan problemas con la pesca y la salud humana (2004, p. 34). Pero además, la polución acuífera también se da a causa del uso de pesticidas y agregados alimentarios para el ganado (las hormonas que acelerarán el crecimiento de los animales y los antibióticos para contrarrestar los efectos secundarios de estas), y el documental muy bien lo señala. Dichos agregados incluyen antibióticos para combatir la propagación de enfermedades entre los animales alojados en espacios reducidos, hormonas naturales y sintéticas para acelerar el crecimiento y metales, como el arsénico, cobre y zinc, para hacer lo mismo y preservar la frescura del alimento.
Es evidente que el documental pretende dejarnos en claro que no es sostenible seguir consumiendo productos derivados de los animales, definitivamente no de la manera en que lo hemos venido haciendo. Quizás faltó recordar que la bondadosa vaca es mucho más que leche y carne, pues todo aquello que se derive de este rumiante que no sirva de alimento, el hábil ser humano lo procesa para darle otro uso: desde su pellejo hasta su excremento. Más allá de poner en tela de juicio o no la recopilación de información presentada por este documental, se podrían optar por ciertas acciones para mejorar nuestro estilo de vida y aportar a la reducción de estos grandes contaminantes.
Si recién te integras a esta realidad, reducir tu consumo de todo tipo de carne es el primer paso, seguidamente te recomendamos planificar una dieta con un uso moderado de lácteos, hay muchos alimentos igualmente ricos en calcio, e incluso mucho más; por ejemplo, las menestras como los garbanzos y las lentejas son algunas de las mejores opciones para obtener este nutriente. Con respecto a la industria, algunas de las soluciones más recientes pasan por el aprovechamiento de las aguas residuales que, por ejemplo, convertidas en biometano, suponen un combustible alternativo para nuestros vehículos. De hecho, el uso de un vehículo de biometano permite una reducción del 80% en las emisiones de CO2 en comparación con un vehículo de gasolina. En un futuro no muy lejano, puede que el país estadounidense nos sorprenda con el empleo masivo de vehículos de combustible alternativo y porqué no, también se convierta en reforma para nuestros medios de transporte.
Separadamente de las razones éticas y de salud, este documental también nos da muchas razones para evitar el consumo de productos de origen animal, y nos prueba que una transición hacia una alimentación basada en vegetales podría permitir un crecimiento sostenible de la población y una reducción drástica en el impacto del cambio climático.