Entrevista al politólogo, sociólogo y docente universitario, quien evalúa la jornada en que se otorgó el voto de confianza al gabinete ministerial que lidera Mirtha Vásquez (Carlos Paucar).
¿Esperaba el voto de confianza al gabinete Vásquez?
Mira, salvo el caso de Cateriano, todos los votos de confianza fueron aprobados. Entre otras razones, porque los congresistas por más que tengan diferencias con el Gobierno también miden sus propias armas. En consecuencia, lo que han hecho es aprobar mayoritariamente al gabinete Vásquez, en una combinación de, por un lado, considerar que este es un mejor gabinete y, por otro, porque estarían gastando una de las dos ‘balas de plata’ que tienen y se quedarían con una sola para un tiempo demasiado largo, 57 meses.
Cambiar a Luis Barranzuela ayudó mucho, ¿no?
Indudablemente. Pero si tratáramos de solo evaluar a los gabinetes por su personal, el de Bellido habría sido desaprobado, ¿no? Empezando por él mismo. El Gabinete Bellido tuvo más votos que el de Vásquez.
Y se confirmó la división de Perú Libre.
Perú Libre se dividió y una parte importante se sumó a los 56 votos de la oposición, básicamente centrado en Fuerza Popular. No sé como será visto por el Gobierno, pero Cerrón y compañía se han declarado opositores. El presidente no lo acepta abiertamente, pero que una parte de su bancada no le dé el voto de confianza es rechazar al Gobierno, porque finalmente el Gobierno es el presidente y el Consejo de Ministros.
Fuerza Popular votó unida.
FP quiere erigirse y ser erigido en una oposición extrema, pero consistente… Alrededor de FP están comenzando a rotar, como satélites, Avanza País y Renovación Popular.
Gana esta vez el keikismo un mayor protagonismo.
Pero, para empezar, es una agrupación con más historia. Dos, quieren adquirir un perfil propio, porque la extrema derecha, sobre todo la de López Aliaga y gente parecida a él, le estaba quitando fuerza. Y ahora FP se ha colocado en ese extremo, de ahí sus vínculos con Vox, un claro aviso de hacia dónde se está dirigiendo… Ahora bien, hay que acordarse de que el fujimorismo es también la suma de intereses, hay que recordarle a algunos de sus líderes que proclaman ser los más cohesionados que en el Parlamento disuelto empezaron con 73 y terminaron con 44.
El gabinete Vásquez obtuvo la confianza, pero la bancada de PL se divide y pierde fuerza… ¿El Gobierno ha ganado o perdido esta vez?
Por cómo llegó el Gobierno al voto de confianza, siendo su segundo gabinete en tan poco tiempo, habiendo tenido tantos problemas, errores, escaramuzas, de todo nivel y tipo, sacar adelante este gabinete no fue fácil. Y, por otro lado, situaciones de crisis de esta naturaleza también dan oportunidades. Ahí está que Acción Popular votó en bloque a favor y APP, salvo Echaíz y Chiabra, que generalmente votan con FP, también votó a favor. Entonces, si bien el Gobierno pierde al cerronismo, eso le puede abrir un espacio de coalición… Ahora, esto lo lleva hacia el centro. Pero no tiene de otra. O vuelve al redil de Cerrón y compañía, que es lo que lo ha llevado a una situación límite y origina más oposición.
¿Avizoras más coincidencias en el voto fujicerronista?
Sin duda que sí. No creo que exista un acuerdo político ni mucho menos, pero coincidencias ya las hay, y en dos oportunidades, en la reforma política y en el voto a Vásquez. Mañana puede ser otro. Los extremos se atraen también, ¿no?
¿Quién crees que ha salido fortalecido de esta votación? ¿La premier? ¿El presidente Castillo?
Ella más que el presidente porque además ella logra dos cosas: uno, que su gabinete sea aprobado y, dos, deshacerse de un serio problema que era Barranzuela y colocar allí a Guillén. Son decisiones que le dan a ella puntos, no tanto a Castillo, que quienes evalúan al Gobierno lo notaron dubitativo, aparentemente ausente y aceptó lo de Barranzuela casi a regañadientes; probablemente, si no hubiera ocurrido el escándalo, seguiría siendo ministro.
Y a los 100 días de gobierno parece que ya hay un equipo con Vásquez, Francke, Torres, Cevallos y ahora Guillén. Tardó mucho en lograrse, ¿no?
Bueno, el Gobierno era, pues, tributario de cómo nace, con todas las limitaciones. Ahora, Castillo debe considerar si ese es el camino o si se van a abrir problemas, porque el cerronismo está con sangre en el ojo.
¿Ves insalvable la distancia de Castillo y el cerronismo?
Insalvable no, el problema es si es pertinente para el Gobierno. Si el Gobierno logra encaminarse y se da cuenta de que puede crear otros niveles de alianzas y condiciones, no necesita depender de Cerrón.
¿Se abre una nueva etapa?
El Gobierno gana un respiro. Estamos en la última etapa del año y le puede salvar la campana, generalmente los fines de año hay un relajamiento de la política, que incluye el verano, lo que es una suerte de política estacionaria. Si se termina en buenas cifras en vacunación y eso ayuda a abrir la economía, a potenciarla, con medidas adecuadas, puede terminar mejor. Pero tiene algunas piedras en el zapato: qué va a hacer Guillén con la resolución que permite la injerencia de las FFAA en la seguridad pública. Y el problema del MTC, del ministro Silva y sus decisiones, que beneficiaría a un sector que ha colaborado con el desastre en el transporte. También en Educación, donde hay una combinación entre los intereses y visión del presidente con la reforma educativa. El problema del Gobierno es que el Gobierno es parte del problema: es un Gobierno supuestamente transformador, pero en realidad es antirreformista.
Un Gobierno sin norte aún.
Tiene que hacer esfuerzos extremos el presidente y su Gobierno para lograr algo que parece casi titánico: completar su mandato.
La figura de Vásquez da optimismo; la de Castillo, pesimismo, ¿algo así?
Y lo hemos visto en los días previos al voto de confianza. Es como si fueran dos voces distintas. Usé el término “Gobierno bicéfalo” cuando compartía más con Cerrón. Pero en este caso es un Gobierno con distintas voces y contrarias, sin norte, confundido y, por lo tanto, imprevisible (La República, sábado 6 de noviembre del 2021).