Uno de los argumentos mayores para la construcción de este régimen era aquel que propugnaba que los partidos políticos eran prescindibles. Desde el inicio del primer gobierno de Alberto Fujimori, los partidos políticos fueron considerados instituciones que no representaban, que evitaban la participación real de los ciudadanos y que no eran otra cosa que organismos corruptos que constituían una partidocracia.
La alternativa para ello era nada menos que los independientes. Estos surgieron sin cesar, ganando espacios mayores a través de las elecciones. Ser independiente configuraba un atributo intrínseco para la nueva y buena política. Para serlo, era suficiente no haber pasado por una trayectoria partidaria destacada, aunque mejor sino tuviera ninguna. Esto implicaba, carecer de ideología, entendida como un conjunto de ideas que ordenan la acción política, orientada por el sentido común o por las normas y conductas de otros espacios ajenos a la política. La consecuencia era no promover una organización, puesto que ello conduciría a una suerte de acción partidaria, totalmente descartada. Para quienes alentaron esta idea, todo lo anterior, permitiría una adecuada selección de los mejores hombres y mujeres para representar y gobernar.
El balance de una década muestra que la calidad de la política en Perú, no sólo no mejoró en relación a la de fines del ochenta, sino que empeoró. Lo que se fundó fue el reino de los independientes, que no lograron cubrir las funciones de los partidos políticos. Es decir, funciones como, articular demandas, reclutar miembros y movilizar socialmente, prácticamente desaparecieron. No era posible hacerlo, pues los grupos que surgieron carecían, justamente, de miembros y aparato orgánico. Tampoco lograron suplir las funciones de cara al poder, es decir, pensar y elaborar programas, formar a los miembros del gobierno o seleccionar el personal dirigente.
Lo que hemos tenido, tanto en la oposición aunque más en el gobierno, es una sumatoria de personas que se acercaron o fueron convocados por un líder, para que participen políticamente de manera puntual. El reclutamiento no fue pues el producto de colectivos organizados que tienen, entre otras, la responsabilidad de representar y/o gobernar. La consecuencia fue que se construyeron adhesiones altamente personalizadas, que abrieron el espacio para que las mudanzas e incluso el transfugismo partidario crezcan y se reproduzcan.
Este diagnóstico obliga a políticos y ciudadanos, a realizar un esfuerzo mayúsculo, en pensar y desarrollar un sistema partidario democrático y estable. No es posible –y esta última década es la mejor demostración- saltarse este requisito. Estamos delante de una nueva oportunidad para la democracia en el Perú, que no puede ser más sin partidos políticos.
(Canal N, Lunes 27 de noviembre del 2000)
Amigo Tuesta, ¿de que politicos partidarios hablas que hay en el Peru?…aqui lo que tenemos son oportunistas qe sin mayor preparacion se aventuran por hacer el gran negocio de sus vidas.
¿Los politicos partidarios articulan las demandas de la gente?…eso es muy falso, cuantos decretos y leyes inconstitucionales se dan y la gente reclama y los politicos terminan defendiendo a las empresas y a los poderosos…¿eso es democracia?
¿Reclutar miembros o clientes politicos para qe voten por los politicos?…¿elaborar porgramas para que sean letra muerta?…el transfugismo no fue un mal inventado por los independientes o los fujimoristas, no engañes a los jovenes…eso es un mal de los politico partidarios, sino recuerda a Chirinos Soto el perfecto politico comodin y es solo un ejemplo porque hubo muchisimos mas, de modo que ese mal nacio con la politica partidaria.
Solo hemos tenido malos gobiernos con los partidos politicos, en cambio el fujimorismo les enseño a ustedes los politicos como se debe gobernar y conducir la economia capitalista, esa que tanto les gusta.
En verdad deberian tener a Fujimori en un pedestal y adorarlo como un dios, pues por el ahora ustedes los politicos paridarios se jamonean como si hubieran pacificado el apis o hubieran estabilizado la economia.