(Entrevista de Ricardo Monzón, Perú21, lunes 16 de enero del 2017). Las primeras encuestas del 2017 no trajeron consigo buenas noticias para el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Sin embargo, no solo baja el respaldo del gobierno; también el de la oposición. Fernando Tuesta Soldevilla analiza las cifras.
Datum e Ipsos coinciden en que la desaprobación del presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, superó su aprobación. ¿Eran previsibles estas cifras a estas alturas o las ve con preocupación?
Es preocupante. Generalmente, esta inversión, en que la desaprobación supera a la aprobación, la vemos hacia el final del primer año en casi todos los gobiernos. Este primer semestre ha mostrado a un gobierno que ha perdido gran parte de su capital político. Podemos afirmar que estamos en un punto crítico.
¿Por qué perdió su capital político?
Por varias razones que resultan de la lectura de los sondeos de opinión. En primer lugar, porque pasados los seis meses, no hay resultados en aquellas áreas –seguridad, corrupción– en las que la gente quería cambios. Es cierto que un gobierno no puede dar resultados tan pronto, pero estamos hablando de un ciudadano promedio cuyas expectativas han sido frustradas varias veces.
Las nuevas revelaciones de corrupción del caso Odebrecht también afectan la popularidad del presidente. En Datum, el 55% cree que PPK estuvo involucrado en el pago de coimas.
La ciudadanía ve que este tema toca a toda la clase política. Todos los líderes, los gobiernos, aparecen impactados porque la gente sostiene que están involucrados. Esto es devastador y ocurre en un país donde el desprestigio de los partidos y de los políticos es enorme. También están los problemas propios del gobierno. Desde escándalos nacidos al interior (Carlos Moreno, ministro González, la relación con la bancada) hasta la administración de la imagen del propio presidente de la República. PPK tenía en sus manos una imagen de entre respeto y simpatía, porque lo veían fresco, informal. Eso que pudo canalizar adecuadamente lo ha perdido muy rápido.
¿PPK ya no cae simpático al grueso de la población?
No, no estamos al nivel al que han llegado otros ex presidentes, pero eso no quiere decir que PPK no pueda llegar ahí. De todas maneras está perdiendo simpatía.
Vemos en la encuesta de Datum que PPK sigue teniendo el respaldo de los más jóvenes, de los de mejor posición económica y de los limeños. Es el mismo segmento que lo respaldó en la campaña electoral del año pasado.
Así es. Este sector, que es la élite, es su soporte, su punto de apoyo. Si uno revisa la elección de la primera vuelta, que es tu votación propia, esos votantes todavía están con PPK, pero de ese sector también puede ir perdiendo. A PPK le piden firmeza y claridad, sobre todo lo primero.
Y el 64% de la población cree que este es un gobierno débil.
Exactamente. Este es un gobierno débil en dos sentidos: porque tiene una oposición mayoritaria en el Congreso y porque el presidente no parece responder ante esta situación adversa. (…) Un gobierno débil que es percibido como débil es doblemente débil, y esto ya es un problema, porque comienzan a generarse situaciones que producen olas de corrientes de opinión. Por ejemplo, que a estas alturas algunas personas se atrevan a hablar de la vacancia presidencial daña el sistema democrático. (…) PPK tiene la responsabilidad de dirigir este barco, que puede encallar. Tiene aún los recursos para hacerlo, pero creo que la población ve un presidente débil. Este parece un gobierno temeroso.
El 56% cree que PPK es muy franco y a veces habla de más, y el 50% preferiría que sea muy prudente, que se cuide al hablar. Datos de Ipsos.
Lamentablemente, en los últimos años se cree que un político, si habla de manera inadecuada, es franco. Al final termina siendo criticado y después retrocede. El político es el que debe medir sus palabras. Esto no tiene nada que ver con que si es franco o no.
¿Kuczynski no piensa como político?
Muchas veces el presidente no piensa en esos términos. Hemos tenido casos como cuando dijo que podía jalarse fujimoristas en una entrevista en El País. Es como si pensara que está hablando para tres personas.
La población (56%, según Datum) ve que hay más enfrentamiento que cooperación entre el fujimorismo y el gobierno.
No solo eso, sino que esto impacta directamente en la aprobación de Keiko Fujimori. Ella, desde que perdió las elecciones, no ha salido en público más de una vez y aun así la población la desaprueba. Esto pasa porque ella habla a través de su bancada. Por eso, la opinión pública la castiga. (…) Los debates Ejecutivo-Legislativo no los ha beneficiado en nada. El descenso de la aprobación gubernamental no significó el incremento de la aprobación de la oposición.
¿A qué se debe eso último que le pasa al fujimorismo?
A que la población considera a la oposición obstruccionista, más allá de que lo sea o no. Y porque muchos de los que aparecen encabezando la oposición no tienen un porte político que pueda generar apoyo. (…) En este juego gobierno-oposición no ha ganado nadie, han perdido los dos.
Autoficha
- “Soy doctor en Ciencias Sociales y profesor de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde también fundé y fui director del Instituto de Opinión Pública. Años atrás fui jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE)”.
- “Para que se revierta el descrédito a la clase política tendría que suceder algo muy distinto, como que el caso Lava Jato se resuelva, se procese y se encarcele a los responsables mayores y que el gobierno esté libre de todo. Eso es muy improbable”.
- “El descontento de la población es hacia todos los políticos. ‘Que se vayan todos’, como se decía en Argentina. Esa frase trae varias voces radicales, extremas, antisistema, de cualquier signo. Eso es preocupante. Los resultados los vamos a ver en las elecciones regionales del 2018”.