Después de muchos años conseguí el cuarto tomo de “Testimonio personal (Las confidencias de Caronte 1956-1967)” de Luis Alberto Sánchez. Había leído los otros cinco volúmenes de la segunda edición publicada por la entrañable editorial Mosca Azul, en la década del ochenta. Antes había hecho lo propio con otras obras del reconocido dirigente aprista.
Luis Alberto Sánchez había nacido Lima con el siglo, en 1900. Por lo tanto, su vida le permitió ser un testigo excepcional del siglo XX. A través de él y de su “Testimonio personal” uno recorre la historia de nuestro país. Pero no es exactamente una autobiografía, pues uno conoce poco sobre la vida privada de Luis Alberto Sánchez, el popular LAS. Se trata, sobre todo, de sus recuerdos, relatos y opiniones de su vida pública.
Pero, como todo testimonio personal, es un testimonio de parte. Esa parte que muestra a un LAS no solo parcial, sino extremadamente vanidoso, por lo que, a lo largo del libro, no queda títere con cabeza. Lujos que se lo puede permitir, ciertamente una persona como él.
El libro cubre el período que marca la etapa de mayor conservadurismo de LAS. Su apoyo a la convivencia y, sobre todo, a la coalición con el odriísmo, forman parte de este período conservador, envuelto con un lenguaje típico de la “Guerra fría”. No podemos decir que se parece a algunos periodistas que actualmente usan lenguajes parecidos, sino que éstos se parecen a LAS y varios de sus contemporáneos. La diferencia es que, el destacada dirigente aprista lo usaba hace cuarenta años.
Entre muchos pasajes de su entretenido libro, acusa al gobierno de Belaunde de las invasiones campesinas y las guerrillas: “A la sombra de aquel laberinto ideológico, taraceado de demagógicas promesas, clamorosas injusticias y oscuros compromisos, era natural que prosperasen las invasiones y las guerrillas”. “Ese saldo sangriento, producto de la impericia y frivolidad de los gobernantes, no lo carga sobre sus espaldas ningún régimen republicano”.
Recuerda también, como hizo todo lo que estuvo en sus manos, para ser simultáneamente presidente del senado y rector de San Marcos. Todo aquel que se opuso, fue sujeto de las más duras críticas. Para LAS, eso era la vanidad del poder: “La presidencia del Senado es el último peldaño de ascenso para cualquier político; la presidencia de la República constituye la surprise o la trouvaille. Es lo inesperado: para pensar en ella hay que tener bula”.
Ciertamente en su camino a la presidencia, se cruzaba Víctor Haya de la Torre. Sobre él escribe a su llegada al Perú, en 1957: “Haya en Europa era un ser como el que ya conocía desde 1917, como el que traté en mis andanzas, pero éste de Talara y Trujillo se parecía demasiado al Haya de las horas de embriaguez de poder, al de 1947, seco, a menudo descortés”. Quizá fue así. El tema es que para él, casi todos eran así. Salvo él.
"Testimonio personal" es interesante y entretenido, pero si hay que recomendar libros de LAS, no son estos seis tomos. Preferible invertir el tiempo, que seguro no es mucho, en sus “Los señores” y “Los buegueses”, libros que me parecieron espléndidos.
Yo quiero ese tono, ¿Lo vendes?
Ese me falta para completar los 6 tomos ¿Lo vendes?
Lo compré a través de Mercado Libre
Buenas tardes. Disculpa, cuanto te costo ese libro?