Quienes se oponen al bicameralismo, lo hacen por que consideran que el unicameralismo es eficiente y por que crea menos burocracia y gasto público. Por el lado de la opinión pública, se crea resistencias, debido al desprestigio de la función parlamentaria y los partidos políticos. Si esto fuera cierto y así de simple, muchos parlamentos en el mundo, tendrían este diseño y serían más pequeños.
En realidad, el parlamento unicameral actual no ha sido menos costoso que el bicameral, anterior a 1992. Tampoco ha tenido menos burocracia y menos aun, una mejor representación. Si tendríamos que hacer caso a las encuestas de opinión pública, seguro que tendríamos un menor numero de parlamentarios o quizá se cerraría el Congreso.
Se debe ir a un diseño de Parlamento con funciones asimétricas de dos cámaras. Esto permite, además, la posibilidad de conjugar un doble tipo de representación; poblacional y territorial. Asimismo, una doble cámara permite un control mutuo, demanda acuerdos políticos más estables, permite la perfección legislativa, reduce el error en la elaboración de la ley y desconcentra el poder que se observa en el unicameralismo.
La Cámara de Diputados, de representación poblacional, debe desarrollar la función de control político, elaboración de leyes, acusación ante el Senado de los altos cargos del Estado y gozar de la potestad de censurar al primer ministro.Si la base de nuestra democracia es representativa, no es posible tener una cámara en un país de 20 millones de electores. Como mínimo deberían ser 200 representantes. Las circunscripciones deben ser pequeñas, quizá no más de tres cada una, como propuso Lourdes Flores en la década del 90. El número de congresistas y el tamaño de las circunscripciones ayudarían a mejorar la relación representantes-representados. Se debería incluir, por cierto, una circunscripción para los peruanos residentes en el extranjero.
El Senado se encargaría de la función revisora de las leyes y del nombramiento de los titulares de los organismos constitucionales autónomos, en cronograma de fecha fija y obligatoria. En el caso del Senado debería tener una representación territorial, con independencia del tamaño de las circunscripciones. Si hay 26 circunscripciones de alcance departamental (se incluye Lima provincias y Callao), podrían haber dos o tres representantes, como ocurre en buena parte del mundo.
Un Senado permite, además, desarrollar un vínculo con los niveles de gobiernos subnacionales –en este caso, regionales–, que por ahora están desarticulados. Es decir, una cámara que incluya a los departamentos que ahora –esperemos de manera transitoria– tienen gobiernos regionales, se verían altamente representados, como ocurre en los senados desde Estados Unidos hasta Chile, por solo colocar dos ejemplos.
Es claro que reformas como estas requieren un amplio abanico de acuerdos políticos. Pero lo que no se puede sostener es seguir con un diseño que no ha probado ser mejor y, por el contrario, solo se mantiene alimentado por prejuicios, que impiden una mejora de los diseños institucionales democráticos (El Comercio, 17 de agosto del 2012).