Otra es la situación presente. Una segunda e inconstitucional reelección debía ser organizada de otra manera, con tiempo e hilando fino, pues el presidente Fujimori no contaba con el gran apoyo de su primer período y los competidores de ahora, muestran más posibilidades que aquel lejano 1995. Para ganar la primera reelección, el actual mandatario sólo necesitaba recordar el pasado alanista y mostrar los logros inmediatos. Ahora requiere sumarle medidas ilegales, oscuras y vedadas. Es decir, no es suficiente con propagandizar sus méritos, pues sus falencias en la gestión son muchas y su pretensión de entronizarse en el poder, lo colocan fuera de los límites de las reglas de la democracia. Es bajo estas condiciones que la estrategia seguida por el oficialismo se divide en varios campos: legal, organizativo, inteligencia, mediático y discursivo. Cada uno como parte de una estrategia global de la reelección.
En el campo legal, se han realizado todas las modificaciones necesarias para que allanen el camino de la reelección: ley de interpretación auténtica, liquidación del Tribunal Constitucional, necesidad de votos de congresistas para permitir el referéndum, mayoría calificada para las impugnaciones y tachas por parte del JNE, entre otras. Por el contrario, se impide las necesarias modificaciones a la ley electoral para un proceso que permita un trabajo cómodo, sin presiones ni agobios presupuestales de los organismos electorales y garantías para todos los candidatos. Aquí le tocó jugar un papel fundamental a la mayoría oficialista del Congreso.
En el campo organizativo, se han constituido varios grupos como Vamos Vecinos, Poder 2000 y otros que están por inscribirse y que sumados a los oficialistas Cambio 90, Nueva Mayoría, busquen ser el soporte organizativo, que no necesitó en el 95. Para ello se sirven de todo el peso del aparato del Estado a cargo del ahora público Absalón Vásquez, que utiliza todos los recursos que van desde el populismo regalón en sectores populares hasta el chantaje y presión sobre concejales y alcaldes opositores para que desistan o se pasen a sus filas.
A nivel del trabajo de inteligencia, ha sido público el acoso, las contramanifestaciones contra los candidatos opositores y el apoyo a los ex trabajadores municipales para hacer campaña contra Andrade: Son las clásicas campañas en la que no estaría ajeno un hombre tan presente como Vladimiro Montesinos ¿o él no tiene papel en la campaña?. Difícilmente puede estar ausente un hombre tan importante del régimen y quien tiene intereses muy grandes en una nueva reelección.
A nivel propagandístico es claro la campaña alrededor del lema Perú país con Futuro. Este trata de unificar a los seguidores y condenar a sus opositores. Un mensaje propagandístico tiene llegada cuando tiene posibilidades abiertas por lo medios y recursos económicos. Las pintas en todo el país, con recursos de todos lo peruanos, es la forma clara de utilización nuevamente de los recursos del Estado. A su lado, los diarios amarillos hacen el trabajo sucio pero con fuerte sonido. Aquí estarán jugando un rol importante los asesores sicosociales del SIN.
A nivel mediático es importante la cobertura preferente de los medios hacia el presidente Fujimori. Ya la ONG Transparencia ha emitido informes en la que muestra como la televisión abierta no hace sino colaborar en la falta de igualdad en la campaña, al favorecer de manera desproporcionada al primer mandatario. Detrás de esto, y todos lo saben, está la fuerza del poder sobre empresarios televisivos, medios quebrados, medios temerosos. Aquí el papel se la jugó antes Borobio, ahora podrán ser otros.
A nivel discursivo, con el escenario y la orquesta anteriormente descrita, se emite un mensaje en tres tiempos. Como pasado, se le dice al electorado que recuerde al Perú antes del 92 y sus tragedias; como presente se le dice que tenga observe los logros del combate al terrorismo, derrota de la hiperinflación y la paz duradera con Ecuador y Chile; y finalmente, como futuro se le dice que lo anterior se asegura con un hombre seguro: el presidente Fujimori. El es el que construye y emite este discurso que emerge, cuando los demás están luchando contra el silenciamiento y el hostigamiento. El corolario es lo que dijo ayer el presidente Fujimori a sus opositores: dejen de quejarse y presenten propuestas. Parece irónico, escuchar las palabras del presidente delante de la campaña electoral más desigual que se recuerda.
(Canal N, Lunes 22 de noviembre de 1999)