Si bien las declaraciones del presidente Alan García no pasan inadvertidas y algunas provocan inmediatas reacciones, las vertidas en la reunión exclusiva con un selecto grupo de banqueros han movido el cotarro político, en varios sentidos. El público al que se dirigía el presidente García es heredero del intento de estatización de la banca de su primer gobierno (1985-1990), hace poco más de dos décadas. Es claro que en este segundo, sus políticas son favorables al empresariado y, su discurso, lleno de reiterados propósitos de ser el garante de sus ganancias.
Lleva, por cierto, a tal extremo su necesario impulso para ser creído, que califica y descalifica, como antisistema, a aquellos que no lo siguen y que lo critican. De esta manera, así como hace algunos años propinó una patada a un manifestante que se colocó delante de él, en esta oportunidad, decir, como lo hizo, que un presidente no puede hacer ganar a un candidato, pero sí puede impedir que uno gane, como él lo ha probado, es otra dirigida al propio y débil nervio del sistema democrático peruano.
Sin embargo, el presidente repite un lugar común y una suerte de verdad en la historia reciente peruana. Esta señala que impidió el triunfo electoral de Mario Vargas Llosa, aun cuando no pudo hacer ganar al candidato de su partido, Luis Alva Castro. Es probable que lo que se repite, con relación a la campaña dirigida desde el gobierno aprista de aquel entonces, contra el laureado novelista peruano sea cierto, pero de allí a ser el artífice de su derrota, no solo no resiste un análisis serio sino que tiraría por la borda la idea que el desplome partidista —en el que estaban comprometidos los partidos que sostenían a Vargas Llosa— permitió el surgimiento de los “outsiders”, empezando por el dúo Belmont y Fujimori, triunfadores del ciclo electoral 1989-1990.
Se aceptaría, además, la simpleza que bastaría una buena campaña gubernamental, para vencer a un candidato opositor, como ocurrió en las siempre referidas elecciones de aquel año.
Pero, si solo fuera un tema de interpretación política y académica sobre un suceso que casi cumple dos décadas, quedaría en la anécdota. Lo que deja una mala estela en el escenario político es más preocupante. Inmediatamente la oposición, particularmente Ollanta Humala, se ha visto aludido, por lo que en el futuro cualquier movimiento presidencial en la campaña, de dudosa parcialidad, producirá un irremediable impacto, por lo que será recordado como consecuencia de las ya famosas palabras. Ante eso, los organismos electorales, ONPE y JNE, en un hecho inusual, han tenido que emitir un pronunciamiento remarcando que el proceso electoral está garantizado.
Las elecciones en el Perú no son parecidas en su organización, ni en sus exigencias cada vez más sometidas a la observación, a las de la década del ochenta. Son confiables, desde el 2001. Pero en sistemas presidencialistas como el nuestro, una postura en la línea de las declaraciones del presidente García crea un clima de desconfianza entre los competidores, más allá de un casi imposible fraude. Sin embargo, en América Latina, las elecciones no solo deben ser limpias y transparentes, sino parecerlas. Y, en este sentido, el discurso del presidente García atenta contra este necesario propósito.
(El Comercio, 28 de marzo del 2009, Infolatam)
Bendita sea … y cuáles son las herramientas que podemos usar los ciudadanos contra ese monstruo de la mafia alanista que ha copado todo: PARLAMENTO, PJ, FN, CNM, TC y otros, y se suma la prensa grande y etc., etc. Jaime Del Castillo
El hecho que motiva el comentario de FTS, parece darle la razon a Romulo Leon, cuando, calificado de rata por el presidente, dice que este suele decir y hacer cosas de las que luego tiene que arrepentirse. Lo dicho es grave y las consecuencias son y seran las que acertadamente se señalan en el articulo.
Sin embargo, en nuestro pais no es el unico que se va de boca y de letra. Lo suelen hacer los intelectuales “ubicados” a la “Izquierda” del presidente( el entrecomillado pone en tela de juicio el izquierdismo de estos). Y como quien no quiere la cosa van por ahi diciendo (y escribiendo) una vez y otra vez cosas que a fuerza de repetidas acaban por aceptarse como verdades sin discusion. Por ejemplo: (1) “califica y descalifica, como antisistema, a aquellos que no lo siguen y que lo critican”, o, (2)”es claro que en este segundo, sus políticas son favorables al empresariado y, su discurso, lleno de reiterados propósitos de ser el garante de sus ganancias”. Aparentemente estos deslices no son de la gravedad del cometido por el presidente. Aparentemente. Sino analicemos:
Lourdes, Toledo, Susana y el entorno de estos son acidos y duros críticos del presidente ( a veces el presi de la confiep), y nunca han sido calificados por el presidente como antisistema. Luego lo rotundamente afirmado en el ejemplo uno, no es verdad. Si fuese verdad, resultaría que el antisistema es una invención del presidente para anatemizar a la opocision en general y no la amenaza realmente existemente que es. El antisistema existe. tiene estrategia y recursos; se alimenta de los errores del ejecutivo y del legislativo), de la debilidad de los partidos, de la falta de consenso sobre ciertos temas (el antisistema por ejemplo), etc. Su estrategia: el enmascaramiento o el mal llamado reciclaje. El humalismo dice que no es estatista, el fujimorismo dice que es democratico, ¿y el antisistema? Un invento presidencial.
Un pequeño parentesis antes de analizar el ejemplo 2, yo quisiera quiero preguntar (me urge tanto) como puede caber en una misma persona, criticar al gobierno por su “viraje derechista pro capitalista” y haber calificado al APRA todo una vida como partido “de derecha, proimperialista”, ¡si el Apra y Alan son de derecha, que tiene de raro que hagan un gobierno de derecha”¡ en fin, pero en serio me urge tanto saber. ¿Bipolaridad tal vez? Habra que preguntarle a Bruce (no el gordo, el psicologo) o a Hernandez (Max no Miguel). Ahora entrando al ejem 2, en este caso lo escrito es absolutamente cierto, pero dicho solamente eso y como crítica, pareceria que la ganancia de los empresarios es lo unico que importa para el gobierno; y se ignora asi el esfuerzo redistributivo via programas sociales (techo propio:tu abonas 1,500 y te construyen una casa de 15,000, agua para todos…) obras de gran envergadura, ley PYMES, que diferencia a este gobierno de Fujimori y Toledo. Ya lo dijo Haya: el problema del pais no es todavia de distribución de riqueza sino de creacion de riqueza. Por otro lado ¿en que quedamos? ¿va a ser la empresa privada o el estado el que va a invertir en actividades productivas Si va a ser la EP, no existe otro metodo de hacerla invertir que asegurandoles sus ganancias. , como decían desde Diez Hanseco hasta Lourdes en la decada Fujimori.Que paso con ese mínimo consenso que habiamos alcanzado. Javier tambien, y Vladimir ya en el 23 creo, despues del XV congreso.
Gracias por la paciencia
Adolfo Bedoya