Si Haya de la Torre, en la década del 50’ , recurrió a la Corte Internacional de la Haya para resolver su situación como detenido, su discípulo Alan García, apela a la misma instancia, medio siglo después, para resolver de manera definitiva su diferendo con Chile y con ello conseguir una definición de límites marítimos entre ambos países. Espera, por cierto, tener el mismo resultado exitoso.
En lo que va de su segundo mandato, Alan García libra una batalla en el frente interno, con resultados desiguales. El Perú es un país con crecimiento constante, pero aun incapaz de distribuir adecuada y de manera justa los beneficios de una etapa de bonanza que no se veía desde los finales de los cincuenta. Una marcada desaprobación de su gestión por parte de la opinión pública, es una señal inequívoca de este duro revés.
Es en el frente externo en donde Alan García ha tenido más éxito y espera incrementarlo. Su tipo de liderazgo (con ribetes de mesianismo, propio del aprismo) sumado a su actual posición liberal, lo ha colocado en la orilla contraria a la influenciada por Hugo Chávez. De esta manera, entre una economía vista como sólida y una política exterior cercana a Estados Unidos, la firma del TLC con este país, favoreció al gobierno aprista. Ahora, busca el mismo resultado con China, Canadá y con la Unión Europea, por lo que el último viaje a España, tenía también este objetivo.
En medio de este contexto, el gobierno peruano –aun cuando el proceso se inició en el gobierno de Alejandro Toledo- lleva el delicado tema de la delimitación marítima con la siempre tensa relación con Chile a una instancia internacional, como es la Corte Internacional de la Haya, enviando una Misión encabezada por uno de los cuadros más altos del Gabinete de Ministros y ex ministro de Defensa, el embajador Alan Wagner, conociendo que se trata de un proceso largo, que podría concluir en el año 2010, trascendiendo el gobierno de García.
Si bien el gobierno de García ha tenido cercanía, desde el inicio, con el de Michelle Bachelet, el tema del diferendo de los límites marítimos, ha estado presente en las agendas de Perú y Chile a lo largo de los años, con diferentes niveles de incidencia. Ya las relaciones entre estos países durante el gobierno de Alejandro Toledo, tuvieron que sortear múltiples roces. Para algunos, el detonante que animó a García a mirar La Haya, como lugar de resolución del diferendo marítimo fue la creación de la nueva región Arica-Parinacota en la frontera norte de Chile, creando claras tensiones entre los dos países.
Nunca hay mejor momento para resolver un diferendo de esta naturaleza. Sin embargo, las relaciones con Chile, especialmente las comerciales, se encuentran en un punto alto. La importante inversión chilena en el Perú, no solo es importante, sino notoria. Sin embargo, ha creado preocupación que Chile realice importantes compras de armamento, fortaleciendo con ello su capacidad bélica. Este hecho ha permitido un apoyo de todas las fuerzas políticas, incluidas las opositoras.
A parte del propio Chile, a nivel externo, son Ecuador y Bolivia los que han mostrado un interés especial en el desarrollo de este proceso. Por las consecuencias que entienden podían traer en su delimitación limítrofe, en el primer caso, y por la expectativa de obtener una salida al mar, en el segundo caso. Es decir, desde 1995 año que ocurrió el enfrenamiento armado entre Perú y Ecuador, los países de la región andina, no pasaban por un momento de tensión tan delicado. Mantener buenas relaciones, en medio de un proceso en el que habrá afectados, pasa ser un reto imprescindible de los países andinos.
(Infolatam, 6 de febrero del 2008)