¿Desaparecer los movimientos regionales fortalece a los partidos políticos? De ninguna manera, pues no existe una relación de causalidad válida. Sin embargo, bajo esa idea central el Congreso de la República ha aprobado, en primera votación, la eliminación de los movimientos regionales, que estaba consagrada en la Constitución junto con los partidos nacionales como una de las dos formas de organización política.
Los fundamentos de dicha ley -que pocos leen- son realmente engañosos y carentes de evidencia valida. En ellos se señala que los movimientos regionales fueron creados por la Constitución de 1993 para ampliar la oferta electoral. Sin embargo, agregan, las condiciones han cambiado “pues con el avance de los partidos se ha cubierto de manera eficiente la oferta política”, cosa que no fue así como veremos más adelante. Se señala que las exigencias para competir entre partidos y movimientos son desiguales, cosa que tampoco es cierto. A los movimientos regionales se les exige inscribir un mayor número de listas de candidatos en elecciones regionales y municipales, así como también mayores porcentajes de umbrales o vallas electorales para mantener su inscripción legal. De la misma manera, pese a que varios congresistas lo niegan, los movimientos regionales y sus candidatos, también deben entregar anualmente a la ONPE sus informes de ingresos y egresos. Y a diferencia de estos, los partidos políticos sí se benefician del financiamiento público directo.
Finalmente, esto ya resulta hasta irónico, sostienen que los movimientos regionales propenden a la “personalización” de la política o fungen como “vientres de alquiler”, son “fusibles” pues la gran mayoría han perdido la inscripción y “han promovido la desinstitucionalización de la democracia” y “hasta cierto punto la corrupción”. En realidad, parece que se estuviera describiendo a los partidos políticos nacionales.
Lo que no quieren aceptar los partidos políticos es que, desde hace varios años, ganan mucho menos gobiernos regionales, alcaldías provinciales y distritales con relación a los movimientos regionales, no por la existencia de estos últimos, sino por su incapacidad organizativa y su baja atracción de las preferencias electorales fuera de Lima.
Aquí algunas evidencias que refutan el sustento de la ley que pretende eliminar a los movimientos regionales de la Constitución:
1. En las elecciones regionales y municipales últimas del 2022, ningún partido logró colocar candidaturas en todas las 25 regiones. Por ejemplo, APP lo hizo en 22, pero AP apenas en 8. A nivel de los municipios provinciales, de un total de 196, Somos Perú fue el que más candidaturas presentó, pero solo en 123, pero otros, como por ejemplo, Renovación Popular solo en 54, Podemos Perú en 56 o Juntos por el Perú solo en 55. A nivel distrital, la situación es la misma. De un universo de 1694 distritos, APP colocó tan solo 901 listas de candidatos, pero, por ejemplo, Avanza País solo 402, AP 372 o Partido Morado 71.
2. Pero, una cosa es inscribir candidaturas y otra cosa es ganar. En el 2022, de los 25 gobiernos regionales Somos Perú ganó 6, APP 2 y Avanza País, el Frente de la Esperanza 1 cada uno. Eso es todo. El resto fueron ganados por movimientos regionales. De los 196 municipios provinciales los partidos políticos ganaron solo 74 y los movimientos regionales el resto. Y de los 1694 municipios distritales los partidos ganaron un poco más de 700 y los movimientos regionales 941. Es decir, el electorado prefiere más a los movimientos regionales que a los partidos políticos. Aquí puede estar la clave de todo.
3. En las elecciones generales del 2021, Perú Libre y Fuerza Popular consiguieron 37 y 24 escaños, siendo los partidos políticos más votados. Si fueran tan organizados y fuertes electoralmente deberían serlo también a nivel nacional. Sin embargo, la realidad es otra. En las elecciones regionales y municipales 2022, el partido de Vladimir Cerrón no ganó ni un gobierno regional, solo 3 alcaldías provinciales y tan solo 74 distritales. Por su lado, el partido de Keiko Fujimori, no ganó ni un gobierno regional, ni una alcaldía provincial y 3 alcaldías distritales de un universo de 1694. Para los dos partidos más votados, las elecciones Sub nacionales resultan siendo un desastre y se sentirían mejor si no existirían movimientos regionales.
La consecuencia de la eliminación de los movimientos regionales serían varias. Nada de los objetivos que busca la ley se cumpliría. Pero, si se quiere hacer política a nivel regional o local todo peruano estaría obligado a inscribirse en un partido político, que justamente no gozan de buena salud. Asimismo, si los partidos políticos no están obligados a presentar candidaturas ¿Qué ocurrirá si en alguna provincia y distrito, sobre todo rurales y alejados de las urbes, no se presentan candidaturas? Un problema que la norma no contempla, pero que mañana estallará.
La motivación real parece ser otra: si no podemos ganarte, te desaparecemos. Los movimientos regionales repiten, reflejan, a nivel subnacional, todos los males y problemas de los partidos politicos nacionales. Ambos son necesarios, pero requieren ser vistos y reformados como organizaciones que pueden ser complementarias. El problema no pasa pues por eliminarlos, como a nadie se le puede (debe) ocurrir desaparecer a los partidos nacionales. Lo que sí debe desaparecer son normas mal sustentadas, mal elaboradas y que traen más problemas de los que buscan resolver.
Nota: en este cuadro se puede apreciar las listas presentadas por los partidos políticos nacionales y cuántas de ellas ganaron. El universo para que se pueda comparar es: 25 regiones, 196 provincias y 1694 distritos. Se podrá observar que baja es la participación y el el triunfo de los partidos nacionales a nivel subnacional.