Vaya que las elecciones producen entusiasmos, sobre todo en los candidatos. Muchos quieren ser presidentes, pero el ganador heredará un país con una economía deprimida, altos índices de contagiados y fallecidos por COVID-19, así como un Estado que, por burocrático, puede ser un enemigo del Gobierno, así como incrementadas demandas por salud, seguridad y empleo. Parece que esto no desanima a los peruanos que los impulsa a candidatear. Hasta ahora, falta el período de tachas, van 19 presidenciales, que es el número más alto de todas las elecciones últimas de todos los países de América Latina.
La inscripción de las numerosas listas presidenciales y parlamentarias muestra estos entusiasmos que parece que los electores no comparten. Pero estos números, aparte de mostrarnos entusiasmos, algo nos pueden decir sobre lo que puede ocurrir, si miramos más de cerca los antecedentes.
Desde 1980, después del último gobierno militar, de las nueve elecciones presidenciales, con independencia de si se presentaron ocho candidaturas (2001) o veinte (2006), no más de cinco partidos superaron el 5% de los votos válidos que, si bien no es el porcentaje que se toma como umbral para ingresar al Parlamento, sí nos ofrece una idea de cuán concentrados están los votos. Es decir, si bien vamos a tener, una vez más, una campaña abultada de candidatos, también es cierto que la gran mayoría serán candidaturas poco significativas.
En primera vuelta, solo Alan García, en 1985, y Alberto Fujimori, en 1995, superaron la mayoría absoluta de votos, por lo que no hubo necesidad de la segunda vuelta; y en tres casos, quien ganó en primera vuelta no ganó la presidencia, como ocurrió con Mario Vargas Llosa (1990), Ollanta Humala (2006) y Keiko Fujimori (2016). Pero de la misma manera, cuando un presidente gana, pero tiene una bancada o grupo parlamentario reducido, se quiebra el Estado de derecho (Fujimori, 1992) o se interrumpe el mandato (PPK, 2018). Tener una bancada parlamentaria numéricamente importante, como ahora es más claro, es fundamental.
Observando entonces las elecciones para el Congreso, se aprecia que, al igual que en el caso de las presidenciales, el número de partidos que presentan listas es alto, y puede variar desde 11 (1985 y 2016) hasta 24 (2006). Pero, si bien es cierto, en las elecciones del 26 de enero de este año fueron nueve los partidos que superaron el umbral, se trató solo de elecciones parlamentarias. En el resto de casos, de coincidencia de presidenciales y parlamentarias, solo entre tres y seis partidos superaron el 5% de los votos válidos. Por eso, acompañados también por los sondeos de opinión, desde estas páginas venimos señalando que solo entre seis y siete partidos pasarán el umbral de representación para el 2021, por lo que alrededor de 18 partidos perderán la inscripción ante el JNE. Es decir, en el país de las candidaturas, pocos serán los escogidos (El Comercio, lunes 28 de diciembre del 2020).