Hace unos días, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) publicó una encuesta, la primera sobre la intención de voto parlamentario, con resultados que han sorprendido a muchos y molestado a varios. Tal como lo señalamos en esta misma columna (10/10/2019), en esta campaña corta, los partidos conocidos o reconocidos serán los beneficiados, por lo que la disolución del Congreso no tendrá como consecuencia política la desaparición de dichas organizaciones.
Pero antes, es necesario advertir sobre los límites de esta encuesta. Estamos a tres meses de las elecciones, por lo que no hay aún partidos y candidatos inscritos oficialmente. Por eso, en la encuesta, el porcentaje de quienes señalan que votarían nulo y blanco y por ningún partido es alto (59%). Pero lo más probable es que este se reducirá conforme la campaña avance y crezca el interés ciudadano, sobre todo en enero. Este porcentaje, alrededor del 10%, traería como consecuencia el incremento de la intención de voto para los partidos.
Por ahora, la encuesta muestra la preferencia por un grupo de partidos políticos, sobre todo por ser los de mayor recordación. Los partidos que han tenido bancadas parlamentarias aparecen claramente: Acción Popular, Fuerza Popular, Frente Amplio, Alianza para el Progreso y el Apra. El partido Contigo, antes Peruanos por el Kambio (PPK), pasa al grupo de los desconocidos por cambiar de nombre; situación difícil de revertir por el corto tiempo de la campaña electoral. A ese primer grupo se suma el Partido Morado que, en los últimos años, ha creado una estructura nacional. Finalmente se encuentran los partidos que tuvieron representación política anterior e implantación municipal, como Somos Perú y el PPC. Estos ocho partidos serán los que compongan el próximo Parlamento y la encuesta del IEP así lo muestra.
En el grupo restante de partidos, alguno podría agregarse o reemplazar a los ocho antes anotados, como la alianza Nuevo Perú, Juntos por el Perú y Perú Libre, por su base regional; al igual que el Partido Nacionalista, aunque con menos posibilidades; así como Podemos Perú por los recursos que maneja su líder José Luna, como se demostró en la última elección regional y municipal. El resto de los partidos tiene escasas posibilidades de ingresar: Todos por el Perú, Vamos Perú, Perú Nación, Democracia Directa, Frepap, Solidaridad Nacional, Unión por el Perú, Avanza País, Perú Patria Segura, Renacimiento Unido. El partido evangélico Restauración Nacional ya desistió de participar, antes de perder la inscripción.
Tendremos, entonces, un Parlamento fraccionado con alrededor de ocho partidos conocidos que tendrán bancadas parlamentarias en un Congreso que, a diferencia del anterior, no contará con un partido con una gran representación, como ocurrió con Fuerza Popular en el 2016, que obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso disuelto. La oposición más radical formada por FP y Apra quedará claramente disminuida y, si bien no habrá una bancada oficialista, el resto de los partidos ejercerá oposiciones medianas y no confrontacionales, con lo que las relaciones Ejecutivo/Legislativo serán más fluidas. Esta composición no necesariamente será el preludio de lo que ocurrirá en el 2021, pues la elección presidencial cambia la naturaleza y dinámica de la campaña. Esta elección parlamentaria se asemeja, por el lado de la campaña, a una elección regional y municipal, y por sus efectos políticos, a una suerte de elecciones, guardando las distancias de renovación (parcial) del Parlamento en medio de un mandato. Este es el escenario con mayores posibilidades de construirse, pero estamos en el Perú y aquí cualquier cosa puede pasar (El Comercio, jueves 31 de octubre del 2019).