Un solo partido es contrario a la democracia, así como un número alto es contraproducente para ella. En el primer caso se conoce de países con partido único como China, Vietnam o Cuba, que están lejos de los sistemas democráticos. En los que abundan partidos, son países generalmente inestables o de baja institucionalidad. Entre estos últimos se encuentra el nuestro.
Es poco probable que existan realmente 23 partidos políticos de alcance nacional. No hay forma de sostener esta afirmación, a no ser que sea parte de una realidad paralela. Y de eso se trata. Muchos partidos políticos en el Perú tienen inscripción legal en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del JNE, pero son inexistentes. La han conseguido porque nuestra legislación privilegia el documento, el requisito formal más que el legal. Solo seis de ellos tienen representación en el Congreso. El resto carece de ella y, en su mayoría, están inactivos. Sin embargo, tienen una prerrogativa: pueden presentar candidaturas en todo tipo de elección. El gran problema es que siendo la mayoría de partidos de escasa o nula organización y miembros, usan su inscripción para ser plataformas electorales de varios candidatos que no tienen partido político inscrito o se han salido de algún otro. Unos necesitan candidatos y otros necesitan partidos. Se reproducen así los denominados “vientres de alquiler”, que hoy aparecen poblando las listas para las próximas elecciones regionales y municipales.
Esta situación se explica también porque las normas son permisivas para los partidos que tienen inscripción. Tres son las causas. Un partido puede no participar en una elección general, puede participar y luego retirarse o puede no lograr ningún escaño en el Congreso, pero ser parte de una alianza electoral y no perder su inscripción. Esa es la realidad de las 17 agrupaciones que no tienen representación en el Congreso y que permite que varios sean vientres de alquiler y mercantilicen (más) la política. En pocas palabras, se ha cerrado la puerta de salida de los partidos, pero también se ha cerrado la puerta de ingreso al incrementar el número de firmas para inscribirlos. Sin reforma electoral integral, esta situación seguirá pervirtiendo el sistema de partidos peruano y lo que veremos este 7 de octubre será solo su prolongación (El Comercio, jueves 28 de junio del 2018).