En pocas horas sabremos si se ha dado fin al mandato del presidente Pedro Pablo Kuczynski, por lo que se abren una serie de escenarios que las bancadas tendrán que tomar en cuenta al momento de votar.
El primer escenario es que se vaque a PPK y Martín Vizcarra asume la presidencia. No dejaría de ser un gobierno débil, por su origen, por tener una mayoría opositora en el Congreso y porque él carga el problema del Caso Chinchero, que podría ser decisivo en un supuesto gobierno encabezado por él. Sin embargo, puede crear amplias coaliciones políticas que enrumben su gobierno, cosa que PPK no hizo.
Un segundo escenario es que, luego de la vacancia de PPK, Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz, no acepten y renuncien a las vicepresidencias, con lo que se forzaría elecciones generales. La consecuencia es que el presidente del Congreso, Luis Galarreta, asuma la presidencia (provisional) y convoque a “elecciones” de manera inmediata. Deben ser presidenciales y parlamentarias, bajo el diseño institucional de nuestro presidencialismo. El Ejecutivo y Legislativo tienen su origen en elecciones concurrentes y mandato de cinco años iguales para que se correspondan de inicio a fin. De lo contrario, el nuevo presidente tendría un mandato del 2018 al 2023 y el Parlamento actual solo hasta el 2021, alterándose la concurrencia que establece el diseño de la Constitución.
Si lo anterior ocurre, Luis Galarreta, como presidente del Congreso, deber convocar a elecciones, de inmediato, es decir, en enero. Estas deben de realizarse, por ley, no antes de 240 días, vale decir en setiembre. Pero como el próximo año hay elecciones regionales y municipales que se deben realizar a inicios de octubre del 2018 y, la segunda vuelta regional, en noviembre, no queda sino unificar ambas elecciones. De esta manera, la transmisión de mando sería en enero del 2019. Luis Galarreta sería, en consecuencia, presidente por un año.
Este escenario no le conviene a Fuerza Popular. Una vacancia sería cargada necesariamente a sus filas y una campaña electoral de Keiko Fujimori con Galarreta en el Gobierno, limitaría su discurso y sería presa fácil de sus opositores. Por lo demás, nada garantiza que Keiko Fujimori gane y menos que consiga, como ahora, mayoría absoluta en el Congreso. Por eso han adelantado que desean que Vizcarra termine el mandato. Prefieren elecciones el 2021 distanciados de la vacancia de este año y sin responsabilidades gubernamentales.
Un tercer escenario es que los promotores de la vacancia no logren los votos necesarios para vacar a PPK. Este se libraría de la vacancia, pero no de la baja legitimidad de su gobierno. Sería un gobierno más débil y siempre sometido a una oposición, que ahora actuaría sin tregua. Ver a un PPK distinto y más firme y claro en su relación con la oposición, es muy difícil de imaginar. Al entrampamiento se le agregaría que el tema Lava Jato proseguiría en el Congreso y en el Ministerio Público. Eso lo podría llevar, ante una situación insostenible, a una renuncia a la presidencia.
Ningún escenario garantiza un buen horizonte. Más allá de los discursos, las bancadas votarán por sus intereses. Las instituciones, se incluye la figura presidencial, importan poco y el ciudadano de a pie despertará de su desinterés, cuando se dé cuenta que lo que ocurra el jueves, también afectará su vida. Será demasiado tarde (El Comercio, jueves 21 de diciembre del 2017).