1) Si se entrega al organismo electoral una firma y le solicita que le indique si es verdadera, lo que este hará es encargar a un perito grafológico que la examine, a través de una serie de técnicas propias de su especialidad, para ofrecer su conclusión. Eso tendrá un costo en tiempo y dinero. Pero si se trata de decenas y hasta cientos de miles de firmas, no hay manera que esto se haga en un tiempo prudencial y a costos razonables. En ninguna parte se hace. Dadas estas limitaciones lo que sucede es que las firmas de adhesión que constan en los planillones, se contrastan con la que tiene el RENIEC de cada uno de nosotros, cuando sacamos o renovamos el DNI. Si ambas firmas se parecen, se declara “válida”, que es un tecnicismo que elude decir si es verdadera o falsa, pues por lo antes señalado, el organismo electoral, no lo podría hacer. Por lo demás, si una persona en ocho años en que se renueva el DNI, cambió de firma y no se parece a la del documento de identidad, así hubiera firmado realmente, no se le considerará “válida”.
2) Las organizaciones políticas que buscan su inscripción o las que están inscritas, carecen de capacidad de conseguir firmas de adhesión en un número importante. La gente solo se adhiere si se trata de causas en las que se siente comprometida y simpatiza de ellas. Es por eso que se ha creado un creciente mercado negro de firmas falsas, las que muchas de ellas pasarán la verificación, pues se parecerán a las originales, no siendo verdaderas. Es por eso, pregúntese usted, cuántas veces en su vida ha encontrado en la calle a personas solicitando firmas de adhesión. Sin embargo, solo en la última década se han presentado varios millones de firmas de adherentes.
3) Pese a que este requisito de firmas no es verificable, en el Congreso se discute qué porcentaje se debe solicitar para la inscripción de un partido político, 1% o 4%. Sin embargo, pese a lo anteriormente señalado, se niegan a reconocer que el porcentaje no es el problema, sino la naturaleza del propio requisito.
4) Por lo demás ¿qué puede demostrar una firma de adhesión recibida en la calle? pues nada. Esa persona, si firma de verdad, no tiene vínculo, fidelidad y, en mucho casos, no votará por ese partido. No se trata pues de mantener de manera obstinada este requisito, sino imaginar otros más realistas y útiles para los futuros partidos. Uno puede ser solicitar militantes, miembros, verificados biométricamente. Hoy solo se requiere 3250, pero puede incrementarse a diez mil o más y retirar firmas de adhesión. Esos miembros son los que finalmente van a servir al partido y tienen derechos y deberes. A eso deben dedicarse a conseguir los partidos, no firmas de adhesión de dudoso origen. Otra alternativa es que un partido deba convocar a elecciones internas simultáneas y abiertas, organizadas por los organismos electorales (no supervisadas, fiscalizadas, observadas, que son saludos a la bandera) un número que demuestre su capacidad de movilización, 100 mil personas, por ejemplo. En cualquier caso, las alternativas existen y son verificables y realistas. No la onerosa, falsa y estimuladora de una corrupción extendida como la norma actual. La reforma electoral, tendrá un sello distintivo si se elimina las firmas de adhesión.
Excelente. Sinceramente gratamente impresionado. Actualmente no soy militante inscrito en ningún partido, aunque mantengo mi ideología, Sin embargo considero que un planteamiento de esta dimensión apunta a sincerar los procesos electorales y a disuadir para descartar la corrupción, fraudes y falsificaciones en los requisitos para la inscripción electoral de una organización. Compañero F Tuesta, considero que el tema expuesto debe llevarse a la calle, a una discusión y/o análisis nacional con intervención general y los entes respectivos puedan tener en mesa su planteamiento, por lo tanto sugiero -para empezar- que su texto se difunda a nivel de organizaciones populares, nacionales, regionales, barriales, partidos, instituciones, partidos politicos, dirigentes, sindicatos, gremios, etc. atte,