Se cumple un cuarto de siglo del golpe de Estado encabezado porAlberto Fujimori, medida que abrió el camino al régimen autoritario que terminó, ocho años después, con la fuga de Fujimori y el desmoronamiento del aparato corrupto que se había creado alrededor del poder. Pero algunos consideran que esa medida fue necesaria e irrepetible y que, gracias a ella, se estableció un norte para el país, así como un piso seguro y estable de desarrollo económico y político del que hasta hoy gozamos.
La imperiosa necesidad del golpe, sostienen los defensores del 5 de abril, se sustentaba en el hecho de que el Perú atravesaba momentos críticos y resolverlos era imposible en democracia. Básicamente porque el Congreso estaba compuesto mayoritariamente por la oposición, siendo la bancada oficialista, Cambio 90, la tercera en número y carecía de experiencia política. Este argumento, el de un Congreso obstruccionista, contiene una verdad a medias, pues los ataques y encono desde la presidencia fueron frecuentes y crecientes. Luego de la conformación de su primer Gabinete, Alberto Fujimori no hizo ningún esfuerzo por construir coaliciones políticas para sobrellevar una situación de debilidad. Su alianza ya la había trazado con Vladimiro Montesinos y las Fuerzas Armadas. Por lo demás, ¿quién decide cuándo un golpe se convierte en necesario? Y si el Perú transita nuevamente por una situación crítica, ¿sería inevitable y justificable otro golpe de Estado?
El argumento de que el Congreso era obstruccionista fue claramente un pretexto, pues no solo se disolvió el Parlamento, sino también se intervino el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal de Garantías Constitucionales, los gobiernos regionales y, progresivamente, todas las instituciones. La concentración del poder llevó a acuerdos perversos para mantenerse en él, perforando las instituciones de corrupción y creando la necesidad de mantenerse en él a través de la reelección presidencial.
El otro argumento, con dos elementos indisolubles, es el relativo al apoyo ciudadano al golpe, a través de las encuestas y el resultado final del gobierno: acabar con el terrorismo y estabilizar la economía. Esto último sería tan superior en el balance que lo positivo se impone largamente. El razonamiento es peligroso, pues en situaciones extremas, si se logran resultados, destruir el sistema democrático pasa a ser una salida necesaria e ineludible. Bajo ese argumento podemos justificar a Adolf Hitler, quien también mejoró la situación de Alemania a partir de 1933; Francisco Franco, en España, desde 1939; Augusto Pinochet, en Chile luego del golpe de 1973; y aquí, el general Odría a partir de 1948. Todos fueron populares, como casi todos los dictadores en la historia. Es fácil gobernar en dictadura, no en democracia. En esta hay límites y el costo de no vivir en ella es muy alto. Uno de ellos, dividir el país.
El golpe no es justificable en ningún caso. Y es aquí donde se traza la línea que separa una posición democrática de otra que no la es. Quienes no entienden esto son demócratas por conveniencia y no por convicción (El Comercio, jueves 6 de abril del 2017).
Totalmente de acuerdo, es fácil gobernar en dictadura, pero no en democracia, el autogolpe de Fujimori no se justifica en ningún caso.
“…y el desmoronamiento del aparato corrupto que se había creado alrededor del poder.”
Pienso que ese APARATO CORRUPTO nunca fue desmontado, pues luego de concluido el Gobierno Constitucional de Valentín Paniagua, se puso nuevamente al servicio de los gobiernos de turno. Pensar lo contrario significaría que los gobiernos posteriores al aludido llegaron con su propio aparato corrupto.
Empiezo afirmando que no soy fujimorista, pero hay que ser anti para no reconocer las buenas gestiones de ese gobierno. Las ha mencionado como sin importancia, pero levantar el pais económicamente y eliminar el terrorismo no es poca cosa. Los que vivimos esa época recordamos, las colas, los artículos no tenían precio porque todos los días subían, los controles, el dólar disparado, los coches Bomba, las torres dinamitadas todos los días, muertes de autoridades, Universidades pintarrajeadas con la hoz y el martillo y donde no podía entrar la policia, etc,etc. Se necesitó una mano fuerte para arreglar y pacificarnos.
Por su puesto que no justificó en absoluto el comportamiento de Montesinos, esa es la parte mala de este gobierno. También las re reelecciones lógicamente injustificadas, pero de allí ha haber movimientos recalcitrantemente “antis”, no los entiendo.
Se acuerdan de Juan Velasco y todas las barbaridades que hizo y que nos hundió como país y nos retrasó tantos años ?
Otro punto, la corrupcion de ese gobierno totalmente repudiada antes y ahora, no les parece conocida ?
La balanza en la historia, pienso yo, sé inclinará a favor de Fujimori, aún con los grandes errores que sí los tuvo sobre todo por dejar a Montesinos hacer de las suyas.
Repito, NO soy fujimorista, solo un ciudadano observador que vivió la época y que pide en nombre de “ los de a piè” que nuestros políticos actuales traten de encontrar puntos de coincidencia para mejor gobernar nuestro pais, pues la unión siempre será la fuerza para lograr el objetivo deseado.