#ReformaPolítica 8. Todas las normas para inscribir partidos políticos depositan en la presentación de un número de firmas, el eje de su inscripción. La idea primigenia era que un partido ya existente debía demostrar capacidad de movilización y adhesión. El partido existía antes y la inscripción era la plasmación legal de esa realidad.
Eso hace tiempo se terminó. Hoy muchos partidos se inscriben y casi ni existen. Dicen que la firma cuesta una galleta, otros señalan un polo o lapicero. Los firmantes no saben, muchas veces, por qué partido lo hacen. La pregunta es si la presentación de firmas de adherentes para lograr una inscripción es un requisito que realmente permite demostrar la existencia organizada de quien la solicita. Todo parece indicar que no es así.
El número de firmas exigidas ha pasado en más de tres décadas de 40 mil a poco más de 700 mil firmas. No se conoce país que exija esa cantidad tan alta. Lo curioso es que cada vez los partidos son más débiles y se les exige más firmas. Pero curiosamente más partidos presentan candidaturas, pues logran inscribirse.
La norma en el fondo exige firmas válidas, que se parezcan al original, que no necesariamente son verdaderas, puesto que para que sea así, se requiere un examen grafológico por cada una. Muchas de ellas pueden pasar como válidas, aun cuando pueden ser firmas falsas.
Este requisito ha resultado inútil para demostrar que un partido existe, de la misma manera que oneroso para el Estado, puesto que se gasta en personal, logística, administración, seguridad, equipos, programas, etc. Eliminarlo como requisito de inscripción es un paso certero. Hay que repensar nuevos requisitos de inscripción que respondan a la realidad. No la burlen (Perú21, domingo 16 de octubre del 2016).