#ReformaPolítica 7. El plebiscito en Colombia, uno de los eventos más importantes en la historia del país cafetero, solo atrajo a las urnas al 37% de los electores. Alrededor de veinte millones no salieron de sus casas. Al interior de este porcentaje bajo de asistencia, se dividieron los partidarios del Sí y el No. País ancestralmente de voto voluntario, Colombia está acostumbrado a porcentajes de participación de esta naturaleza. Esas son sus reglas.
Si hubiera votado alrededor del 90% del electorado, como es el caso peruano, es probable que tendríamos un resultado distinto. Al revés, si en el Perú tuviéramos las bajas tasas de participación como en Colombia, donde en elecciones municipales llega a votar alrededor del 25%, es probable que muchos cuestionarían la legitimidad de los elegidos.
En el Perú, más allá de si se trata de un derecho o un deber, quienes desearían una reforma constitucional para establecer el voto voluntario consideran que solo irían a votar los informados e interesados, que traería como resultado una decisión de mejor calidad.
Sin embargo, el debate de las reformas exige tomar en cuenta algunas otras consideraciones. Por ejemplo, el porcentaje de participación del electorado.
Es probable que una elección con baja participación termine por ser cuestionada por los perdedores. Ya en nuestro sistema, con voto obligatorio, hay casos en los que se cuestiona a un ganador que triunfa con porcentajes bajos o triunfos con pequeña diferencia. De la misma manera, los primeros que no van a votar se encuentran más en el campo que en la ciudad y en los sectores más pobres, excluyéndose peligrosamente de las decisiones políticas.
Finalmente, no está probado que los países que cuentan con voto voluntario eligen representantes de mejor calidad. Por esto, lo obligatorio es tener cuidado con el voto voluntario (Perú21, domingo, 9 de octubre del 2016).