La justicia no con vendas que tapan los ojos para aplicar la ley de manera imparcial, sino como un hombre vestido de magistrado que arrastra a una mujer por los suelos.
Así de crudo quedó perennizado, como caricatura de Andrés Edery, lo ocurrido en estos días con las sentencias vergonzosas contra los victimarios Adriano Pozo y Rony García, quienes abusaron de Arlette Contreras y Lady Guillén, respectivamente, con penas leves que han despertado la indignación de mucha gente.
Pero estos son solo dos casos, de los miles que ocurren en nuestro país, en que hombres se creen en el derecho de tomar los cuerpos de mujeres para maltratar, someter, violar y todo tipo de maltratos, con la complicidad de policías, fiscales y jueces, que consideran que no se trata de delitos sino de faltas leves.
Eso no solo constituye una burla, sino que la violencia contra la mujer no se detiene, llegando incluso hasta el asesinato. Pero el feminicidio no es un caso excepcional ni mucho menos aislado, sino una de las formas más perversas e inhumanas de maltrato que termina en muerte.
Según los datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, desde enero hasta junio de este año se han registrado 54 feminicidios y 118 tentativas. Si bien la mayoría son mujeres adultas, también se tiene registro de niñas y ancianas.
La violencia machista se contagia, destruye y mata. Pero las peruanas se están organizando, dando serias muestras de valentía y solidaridad. Descubrieron que no son unas pocas, que son muchas, que son fuertes y que desde ahora, si tocan a una, tocan a todas. Por eso, por ellas, por todos, asistamos a la marcha del 13 de agosto. #NiUnaMenos (Peru21, domingo 24 de julio del 2016).
De acuerdo, es una vergüenza indignante , el Poder Judicial está enfermo