(Infolatam).- El Perú realizó su cuarta elección consecutiva solo comparable con la ocurrida entre 1896 y 1912, lo que constituye un hito en la historia peruana. Tras unas elecciones plagadas de controversias por las tachas y exclusiones, como fueron los caso de César Acuña de Alianza para el Progreso (APP) y Julio Guzmán de Todos por el Perú (TPP), el 10 de abril se votó para presidente de la república y parlamento nacional, sin cuestionamientos a los resultados de parte de los partidos políticos.
La elección del presidente se debe resolver recién en una segunda vuelta, pero Keiko Fujimori, candidata del fujimorista Fuerza Popular (FP) con poco menos del 40% de los votos ha logrado conseguir el mayor porcentaje de las últimas elecciones en una primera vuelta. Fue la que mantuvo la mayor intención de voto de inicio a fin de toda la campaña electoral. Fue también la única candidata que labró su triunfo, apenas había perdido la elección del 2011, construyendo una maquinaria partidaria, que su padre nunca quiso formar, pues si bien Alberto Fujimori fundó varios partidos, luego de candidatear los desechó. Su profundo sentimiento antipartido, no lo sigue Keiko Fujimori.
Fuerza Popular pintó de naranja, su color partidario, el territorio nacional, formando comités y movilizando cuadros que han sido la base de su maquinaria electoral con resultados satisfactorios, pues le ha permitido tener una votación distribuida en todo el país, que se ha traducido en una bancada que puede lograr la mayoría absoluta del Congreso. Duplicar en votos a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) la coloca en la mejor posición con miras a la segunda vuelta. En todo caso, el próximo gobierno, gane o no gane Keiko Fujimori, tendrá en el fujimorismo a la formación política más importante del próximo quinquenio.
El caso de PPK es singular. El empresario y economista de 78 años de edad, se trazó como objetivo la Presidencia de la República en la parte final de su carrera política, sin contar con un partido político, pues Peruano por el Kambio (PPK) que lleva sus siglas, no es un aparato organizado. Si en el 2011 quedó tercero, siendo la sorpresa, en esta oportunidad aprovechó el último tramo de la campaña, para posicionarse como el candidato que podía ganarle a Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Su larga ventaja en Lima sobre Verónika Mendoza –donde presumiblemente habría cuajado más la campaña del miedo contra la candidata del Frente Amplio– fue suficiente para ganarle. Sin embargo, sus votos se encuentran muy concentrado en la capital, la costa y zonas urbanas. En provincias y zonas rurales, su presencia baja. Pero el gran problema para PPK, en realidad cualquiera que hubiera ganado, es que FP tendrá mayoría absoluta en el Congreso.
Es indudable que la otra ganadora de esta jornada ha sido Verónika Mendoza, candidata del Frente Amplio (FA) quien ha llevado a la izquierda, a ser una fuerza política significativa, que no lo era desde la década del ochenta.La izquierda tiene ahora una bancada propia, pues su presencia en el gobernante Partido Nacionalista (PNP) ha sido fugaz y como invitados. Ha ganado en siete departamentos y se apresta a ser la bancada opositora en el parlamento. En segunda vuelta, es probable que, pese a sus claras diferencias, sus votantes opten por PPK, por su profundo antifujimorismo.
Pero los derrotados de la jornada del 10 de abril han sido, por un lado, el gobernante PNP que tuvo que retirar sus listas para poder salvar la inscripción electoral, Loudes Flores Nano, la lideresa del Partido Popular Cristiano (PPC) y los ex presidentes Alan García, Alejandro Toledo, con sus respectivos partidos. Con ellos se termina quizá una generación de políticos del siglo pasado. Se abre, sobre todo para el APRA y el PPC, la posibilidad de reconstituir sus organizaciones con nuevas generaciones.
Para la segunda vuelta Keiko Fujimori tiene mayor posibilidad de ganar, pero si PPK sabe encauzar el antifujimorismo tiene alguna posibilidad. En cualquier caso, toda segunda vuelta desata una inevitable polarización. Esta no será distinta.