Habrá segunda vuelta, Keiko Fujimori ganará la primera, el Parlamento estará fraccionado entre cinco o seis bancadas y nadie, ni el fujimorismo, tendrá mayoría absoluta, por lo que, para gobernar, se requerirá de acuerdos políticos. Esas son las certezas. Lo que está en juego es si PPK o Verónika Mendoza compiten con Keiko Fujimori.
Verónika Mendoza tiene a favor haber crecido gracias a la salida de César Acuña y, sobre todo, de Julio Guzmán, en el último tramo, donde muchos indecisos dejan de serlo y muchos votantes dejan a sus preferidos, como los que ella recoge de Alfredo Barnechea. Su perfil de votante más provinciano que limeño, más popular que de clase media y alta, así como su importante penetración en áreas rurales, allí donde las encuestas no llegan totalmente, le ofrecen un posicionamiento mejor que el de PPK. Sin embargo, el crecimiento de Gregorio Santos, aún pequeño pero suficiente como para quitarle intención de voto, y la incidencia de la campaña del miedo pueden limitar o frenar su crecimiento.
PPK tiene a su favor haber logrado concentrar intención de voto con la salida de Julio Guzmán, en el momento en que parecía declinar. Si bien su votante es mayormente limeño, urbano y anclado en las clases medias y altas, en este último tramo muchos votantes desarrollan un voto estratégico, por lo que se le ha abierto una nueva oportunidad. Debido a eso, trata de reposicionar a Verónika Mendoza como candidata chavista y nacida de las entrañas del partido gobernante y, asimismo, trata de convencer a los votantes antifujimoristas de que él, como han revelado las encuestas, es quien le puede ganar a Keiko Fujimori en segunda vuelta. A ello se agrega que el peruano residente en el extranjero (4% del total) vota más a la derecha que a la izquierda, lo que le puede favorecer. En consecuencia, el desempate se juega en las urnas (Peru21, domingo 10 de abril del 2016).