Estamos delante de la cuarta elección consecutiva y que se debe resolver en segunda vuelta. Keiko Fujimori ha logrado conseguir el mayor porcentaje de las últimas elecciones en una primera vuelta. Fue la preferida de inicio a fin, sabiendo siempre administrar su ventaja. Fue también la única candidata que labró su triunfo, apenas había perdido la elección del 2011, construyendo una maquinaria partidaria, que su padre nunca quiso formar. Eso le ha permitido tener una votación distribuida en todo el país, que se ha traducido en una bancada cercana a la mayoría absoluta. Duplicar en votos a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) la coloca en una buena posición con miras a la segunda vuelta. En todo caso, el próximo gobierno, con Keiko o sin ella, tendrá en el fujimorismo a la formación política más importante del próximo quinquenio.
Meritorio el segundo lugar de PPK, basado en una inusual voluntad política de una persona que se trazó como objetivo la Presidencia de la República en la parte final de su carrera política, sin contar con un partido político. Si en el 2011 quedó tercero, siendo la sorpresa, en esta oportunidad aprovechó el último tramo de la campaña, para posicionarse como el candidato que podía ganarle a Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Su larga ventaja en Lima sobre Verónika Mendoza –donde presumiblemente habría cuajado más la campaña del miedo contra la candidata del Frente Amplio– fue suficiente para ganarle. Mantiene intactas sus posibilidades de ganar en segunda vuelta.
La otra ganadora de esta jornada ha sido Verónika Mendoza, quien ha llevado a la izquierda, a través del Frente Amplio, a ser una fuerza política significativa, que no lo era hace mucho tiempo. Tiene ahora una bancada propia y se le abre una posibilidad de cohesionar a una izquierda tanto tiempo errática y desunida. En segunda vuelta, es probable que sus votantes opten por PPK por su profundo antifujimorismo.
Alfredo Barnechea ha logrado salvar a Acción Popular de perder la inscripción. Con una corta y austera campaña, consiguió que el partido de Fernando Belaunde tenga, nuevamente, bancada propia, como Alianza para el Progreso, que, sin César Acuña, excluido como candidato presidencial, es también ganador de la jornada.
Finalmente, Gregorio Santos, quien con su votación reafirmó su peso regional en Cajamarca que resistirá a cualquier Gobierno Central. Pero, asimismo, evitó en parte el triunfo de Mendoza.
Los derrotados de la jornada fueron Alan García, Alejandro Toledo y Lourdes Flores, con sus respectivos partidos. Con ellos se termina quizá una generación de políticos del siglo pasado. Se abre, sobre todo al Apra y al PPC, la posibilidad de reconstituir sus organizaciones con nuevas generaciones. Haber sido gobierno y tener experiencia política hoy en el Perú no es un valor, sino una sospecha.
Nos espera una nueva elección. Keiko Fujimori tiene mayor posibilidad de ganar, pero si PPK sabe encauzar el antifujimorismo puede también ganar. En cualquier caso, toda segunda vuelta desata una inevitable polarización. Esta no será distinta (El Comercio, lunes 11 de abril del 2016).