Dilema de la oposición:
1. Si se censura a Ana Jara, el presidente debe nombrar un nuevo gabinete y éste debe solicitar un voto de confianza (investidura) al Congreso.
2. Si el Congreso no entrega el voto de confianza a un nuevo gabinete, el presidente puede, constitucionalmente, disolver el parlamento y convocar a elecciones parlamentarias, para completar el periodo de mandato.
En el escenario de un gabinete Jara censurado, la oposición tendría que aceptar el nuevo gabinete, con un primer ministro, con cualquiera que elija el presidente Humala, a no ser que se fuerce la disolución del parlamento, si decide no otorgar un voto de confianza. De lo anterior se desprende las siguientes interrogantes:
¿Le conviene a la oposición, más allá de la responsabilidad política sobre el DINI, censurar a Ana Jara? ¿esta situación es mejor que la incertidumbre del nombramiento de un nuevo gabinete? Aun más ¿A quién le convendría una disolución del Congreso y adelantó a elecciones?
Es obvio que los partidos que tienen bancadas pequeñas les conviene, como el Apra, que pueden crecer con elecciones adelantadas. Tiene mucho que ganar, pues ahora tan solo tienen cuatro parlamentarios. En cambio el Gana Perú se reduciría ostensiblemente. Pero para Fuerza Popular, que quiere censurar al gabinete, su ganancia sería marginal. Hoy tiene 37 parlamentarios, podrían conseguir algo más, solo a costa de tener una altísima votación, lo que no es nada seguro. Los partidos intermedios (PP, SN, PPC, AP y otros), son los que correrían mayores riesgos, pues tendrían que acelerar sus alianzas para el 2016, que por ahora solo son amagos y cálculos.
Finalmente, a los que les convendría la disolución del parlamento también podría ser a los partidos inscritos, que no tienen representación en el Congreso, como Perú +, partido Orden o Frente Amplio. Sin embargo, a los que no les conviene para nada, es a la mayoría de los congresistas pues, dado el voto preferencial, corren el riesgo de no ser elegidos o no considerados en las listas, como el caso de parlamentarios que se han salido de sus partidos de origen. Estos son solo algunos de los dilemas e la oposición. Pero cuidado, los congresistas no solo actúan racionalmente. En muchos casos, irracionalmente.
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