Compré el libro hace un tiempo, cuando en España apareció la trilogía. Pensé leerlo como libro ligero, para un viaje largo. Sin embargo, otros rápidamente superaron mi atención. Ahora que publicitan la película, decidí leerlo antes que invada Lima. Hace tiempo que no leía un libro tan rápido, como lo hice con estas 541 páginas de "Cincuenta sombras de Grey", que forma parte de una trilogía (escrita en menos de un año) de la norteamericana E.L.James y que es un éxito con millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Se trata de una historia lineal, simple, sin ninguna pretención, centrada en la relación que se establece entre Cristian Grey, un multimillonario empresario, adoptado, soltero, guapo, pero con un pasado tormentoso y Ana, Anastacia como le gusta a él tratarla, egresada de literatura en la Universidad George Washington, soltera, tímida, quien nunca tuvo enamorado y menos sexo. El encuentro entre ellos fue casual, pero que dio inicio a una relación que duró pocos días y cuyo punto de tensión está dado en los deseos de ella por establecer una relación amorosa y convencional y los de él, que busca desarrollar una relación BDSM (Bondage/sujeción, disciplina y dominación, sumisión y sadismo y masoquismo). Esta libro de lectura ligera, empalagosa y muchas veces repetitiva, contada en voz de Anastacia, busca que las mujeres se identifiquen con el sexo exploratorio y sin límites. Y es que literatura que habla de sexo explícito, vende y mucho.
Sin embargo, hay estereotipos muy marcados. Es el caso de Cristian. El rico que se fija en una estudiante con limitados recursos, deslumbrándola con helicóptero, planeador, autos, ropa de marca y gastos ilimitados. Él es pues un príncipe azul del siglo XXI. Pero lo que se aprecia –y aquí lo importante-, es la historia de un acosador con billetera que busca someter sexualmente a una joven, que se engancha en la relación amo-sumisa.
El libro se vende bajo el gancho de ser atractivo, sobre todo para mujeres, en la dimensión libre y desenfadada del sexo. Esto, sin embargo, no es solo erotismo, sino violencia física y psicológica contra la mujer, como la misma Ana lo señala en alguna escena. Claro está que la autora luego quiere mostrar que Ana no es tan tonta, ni él tan perverso. Resulta siendo así una historia de amor, con sexo bobo (las escenas supuestamente violentas e intensas, están en medio de blanco y burbujas). La ficción aguanta todo, pero la historia y los personajes son poco creíbles.
No hay duda que E.L.James se ha hecho millonaria con esta trilogía y probablemente la película sea vista también por un numeroso público. El libro, sin embargo, es prescindible y lo mejor es escoger otro. Yo por lo pronto, devoré “Austin, Texas 1979” de Francisco Angeles, muy recomendable.