Esta encuesta de Gfk a escasas tres semanas de la elección, muestra que Luis Castañeda es casi inamovible del primer lugar en intención de voto. El único momento en que su candidatura experimentó un descenso fue justo antes de que el JEE de Lima Centro declarara procedente la tacha en su contra. Después, incluso durante el periodo de evaluación –por parte del JNE– del recurso de apelación, recobró lo que presumiblemente había perdido.
Su aprobación es de tal naturaleza que solo factores exógenos podrían provocar una baja considerable. Castañeda solo tenía que administrar su ventaja y eso ha hecho. Y cuando se habla de administrar su ventaja no se hace referencia a sus opositores, sino en relación al ‘tiempo de juego’. El tiempo que busca pasar de la manera más rápida y con la menor visibilidad posible hasta la elección. Evidentemente, no estamos en el primer momento donde no aparecía. En adelante, simplemente aparecerá lo suficiente para que no sigan las críticas sobre su ausencia; pero tampoco, por cierto, será absolutamente visible como para que se corra el riesgo de cualquier error.
La contundencia de esta aprobación (51%) hace muy difícil que pueda ser remontado por cualquier otro candidato porque hay una diferencia muy grande (de casi cuatro veces) con los dos postulantes que lo siguen en las encuestas, Susana Villarán y Salvador Heresi. Muy pocas veces se ha visto una diferencia tan grande como esta.
Dos factores conjugados entre sí podrían variar este escenario. El primero es la aparición de un factor desencadenante, no controlado, que podría ser externo, que desate una caída de Castañeda. El segundo que Villarán o Heresi, con más posibilidades el segundo, no solo incremente su intención de voto capturando la hipotética perdida del ex alcalde, si no que exprima al resto de candidatos y reduzca el No sabe/No opina a su favor. Como se verá escenario muy difícil. No descartable, pero con bajas probabilidades que se produzca. Lo que cuenta en una elección municipal es ganar, quedar segundo o tercero es insignificante para el resultado final. A lo más tener alguno que otro escaño más en el Concejo Municipal, que no es el propósito de Diálogo Vecinal ni de PPS. Estas tres semanas parece poco, pero es mucho en una elección municipal. Total Lima es tan informal como imprevisible.