El viernes 14 de marzo cuando el gabinete encabezado por el primer ministro René Cornejo se presentó ante el Congreso de la República, pocos pensaban que se abriría una crisis política cuyas consecuencias, días después, no terminan de manifestarse.
¿Cómo es posible que muchos consideren que los ministros que componen este gabinete son altamente calificados y a la vez es el más débil? ¿Cómo entender que el gabinete Cornejo ha tenido que pasar tres veces por el aro de la aprobación parlamentaria para poder entrar en funciones? La respuesta a esta crisis política del gobierno de Humala hay que encontrarla en la estructura de poder actual y el marco de las reglas de juego.
Un gobierno carente de un partido, de un liderazgo presidencial débil, una primera dama, Nadine Heredia, que ha pasado de ser un soporte del gobernante a ser una carga política que atrae las críticas concentradas de la oposición, tarde o temprano muestra las fisuras que abren paso a esta crisis política.
El núcleo en el poder lo articulan la pareja presidencial y el ministro de economía, Luis Castilla, que conjuntamente con el ministro de Transportes, Carlos Paredes, y el actual primer ministro René Cornejo, son los únicos sobrevivientes del primer gabinetes que inició el gobierno en julio del 2011.
Sin embargo, este último, es el que cuenta con el mayor apoyo del empresariado, que está constituido por destacados profesionales, pero carecen de experiencia política, empezando por el primer ministro. Así las cosas, cuando tuvo que iniciar funciones, el particular diseño peruano de la figura de primer ministro y mecanismos propio de los sistemas parlamentarios, terminaron por exponer y debilitar al gabinete recientemente juramentado.
Al asistir al Congreso el viernes 14 para que el parlamento le otorgue el voto de investidura, se encontró con la oposición (Apra y fujimorismo) que había ganado a sectores intermedios que, en bloque, se abstuvieron de otorgar el voto de investidura. En una segunda votación lo logran, pero solo a partir de una astucia política, pero que dejó tan debilitado al gabinete, con un respaldo tan bajo, que el mismo presidente consideró que el parlamento debía respaldar con un voto de confianza el lunes 17 de marzo. Eso se logró, gracias a los votos de bancadas intermedias, que inclinaron el apoyo a favor del gabinete (66 a favor, 52 en contra y 9 abstenciones).
Sin embargo, el gabinete Cornejo ha pasado de un gran susto a ser el más débil de los cinco de este gobierno. El hecho tiene mayor relevancia en la medida que el presidente pasa por el más bajo nivel de aprobación ciudadana, según los sondeos de la última semana. Un gabinete de esa características, difícilmente tendrá larga vida. Más aun, porque la oposición ha sabido dar un golpe al gobierno, por que las bancadas intermedias se han dado cuenta que pueden tener más peso por su capacidad de inclinar la balanza y por que no hay nada que indique que el oficialismo vaya a cambiar. Por lo demás, los técnicos que pueblan el gabinete, no se convierten en políticos, por arte de magia (Infolatam, 18 de marzo del 2014).