La discusión sobre el sueldo mínimo terminó por abrir una crisis en el gobierno de Humala que terminó con la renuncia del primer ministro, César Villanueva.
Cuando hace cuatro meses asumió el cargo, el ahora ex premier creó muchas expectativas e incluso el mayor consenso que se recuerda de los ya cuatro primeros ex ministros. Por el contrario, es el que menos hizo y el que más rápido se va. Aparentemente contradictorio para un exitoso presidente regional de San Martín, que prometía aportar experiencia en el manejo del poder, una mirada desde fuera de Lima y con experiencia política. Su ingreso, sin embargo, no significó cambios sustantivos en el gabinete, como se esperaba y había anunciado.
No debe sorprender esta renuncia que muestra un gobierno con un alto grado de inestabilidad del gabinete. La inestabilidad se debe, en gran proporción, porque se trata de un gobierno (casi) sin partido y que se desprendió rápidamente de su base política inicial, la izquierda encabezada por el primer ministro Salomón Lerner y ahora carece de una. Difícilmente logra durar un gabinete, en donde hay básicamente técnicos (algunos muy competentes) pero sin experiencia política.
El núcleo de poder en el ejecutivo se ha estrechado en la dupla que conforman la primera dama, Nadine Heredia y el ministro de economía, Luís Miguel Castilla. El nuevo premier René Cornejo, cuenta con el apoyo de este grupo central, de un gobierno del que ha sido parte desde su inicio, como ministro de Vivienda.
Este quinto gabinete tiene varios retos por delante. Si bien gana en cohesión, le falta la experiencia política que sí tenía sus antecesores. Es quizá el gabinete menos político del presente gobierno. Está constituido básicamente por tecnócratas, varios de ellos muy competentes, pero que tendrá dificultades para enfrentar a situaciones de conflicto.
Si con el ex premier se abrigaba la esperanza que podía crear los puentes necesarios para dialogar con las regiones y provincias, esto disminuye con el actual primer ministro. Lima se puede distancia así de las regiones.
En la línea divisoria izquierda/derecha el gabinete no se ha movido mucho, pues salvo el primero de clara orientación de centro izquierda, el resto se han movido a la derecha. Pero lo significativo ha sido que el nuevo gabinete, ha recibido elogios de los sectores empresariales. Por el contrario, de parte de los trabajadores ha recibido silencio, cuando no rechazo. Es que el apoyo al gobierno por parte de los empresarios se centra fundamentalmente en el manejo de la economía, por lo que el ministro Castilla es la persona en quien depositan toda la confianza.
El tema para el futuro del gabinete es que estamos delante de un país de baja institucionalidad y un gobierno que carece de un partido político que le de el soporte suficiente para gobernar con mayor tranquilidad. Con un Partido Nacionalista, sumamente débil a pesar de ser la primera mayoría en el Congreso y que tiene solo en la ministraAna Jara, ahora en Trabajo, el premier es vulnerable en sus relaciones con el parlamento y con los partidos de oposición, que hace un buen rato, sobre todo el aprismo y el fujimorismo, que han iniciado la carrera hacia el 2016.
Baja institucionalidad implica que más allá de las reglas formales y el diseño institucional, existe un espacio y una dinámica informal. Cuando César Villanueva señala que no pudo hacer los cambios en el gabinete es que aquello que la Constitución señala que los ministros acceden a sus respectivas carteras a propuesta del primer ministro, aparece como letra muerta.
Y es que en este gobierno el primer ministro, es un personaje limitado por el poder de la primera dama Nadine Heredia y acotado a un sector del ejecutivo, en las fronteras del poder y la influencia del ministro de economía Luis Miguel Castilla. Ellos aparecen así, con voz, voto y veto en el ejecutivo. Esto, sin embargo, no le dará necesariamente estabilidad al nuevo gabinete y podrá ser motivo de conflicto, cuando las demandas ciudadanas dejen de lado la lentitud del verano para hacer frente a otro clima recalentado y el gobierno requiera atender algo más que a las corporaciones empresariales. Peor aun cuando esto ocurra en medio de una campaña regional y municipal, camino a las elecciones del 5 de octubre, en donde el gobierno y su gabinete, estarán permanentemente en la mira (Infolatam, 25 de febrero del 2014).