A más de un mes de la consulta de la revocatoria, recién en estos días se aprestan a asumir sus cargos, los accesitarios que reemplazarán a los regidores revocados el 17 de marzo último. El balance que este proceso ha generado, se ha remitido a observar quiénes han ganado y quiénes han perdido, en términos políticos. Poco se ha reparado en cómo queda el municipio capitalino. Lo cierto es que sumamente dañado, con grandes problemas para planificar una gestión de cuatro años, que es el mandato.
Los regidores revocados tenían más de dos años en sus cargos y habían logrado ganar experiencia tanto en términos generales, así como en términos particulares en razón de su trabajo en las comisiones del municipio de Lima.
Los regidores accesitarios estarán en sus cargos hasta fin de año o inicios del próximo. Luego de aproximadamente nueve meses, cuando ya deben haber logrado algo de experiencia, deben dejar el cargo para ser reemplazados por los regidores que serán elegidos en el último bimestre del año con motivo de las Nuevas Elecciones Municipales (NEM).
Estos nuevos regidores, iniciarán, nuevamente, el proceso de los dos grupos de regidores anteriores, pero concluirán su mandato a finales del 2014, con lo que estarán en sus cargos, poco menos de un año.
Aunque parezca insólito estos tres cambios se deben, a que el diseño institucional de la revocatoria en nuestro país, pasa por la NEM, que exige un período de provisionalidad.
Como se recordará, la ley señala que si se revoca a un tercio del concejo municipal o consejo regional, se debe convocar a NEM. Estas producen varios efectos.
El primero, es que estas elecciones se han convertido en el principal incentivo para solicitar la revocatoria, como lo muestra el hecho que un gran porcentaje de los que se encuentran comprometidos con este proceso son ex candidatos y ex alcaldes. Les interesa una suerte de adelanto de elecciones, ya sea porque perdieron las ordinarias, por- que desean recuperar el control del municipio, por venganza política o porque resulta peligroso que se encuentren como autoridades partidos que puedan auditar gestiones anteriores.
En segundo lugar, crea provisionalidad pues, como se ha mostrado líneas arriba, entre la revocatoria de una autoridad y las elecciones que permitan elegir a su reemplazo, puede haber hasta tres alcaldes y/o regidores con mandatos cortos. Esto ha sometido al municipio a un fraccionamiento del periodo de mandato en el que difícilmente una autoridad tiene tiempo suficiente para desarrollar una gestión de manera adecuada.
El tercero, en muchos municipios, debido a las NEM, varios alcaldes pierden la mayoría absoluta que ostentan cuando fueron elegidos, que justamente permitía que tuvieran una mayoría suficiente para poder gobernar. Esta situación ha llevado, incluso, a situaciones en que se observa a Concejos Municipales con tres o cuatro organizaciones, de un máximo de cinco regidores, en la mayoría de casos. El alcalde carece de mayoría y tiene que invertir tiempo en constituir una, si lo logra. De lo contrario, se puede articular una mayoría opositora. Este es el reto de Susana Villarán, por ejemplo, para el caso de Lima.
Finalmente, en algunos casos, si se revocan regidores, pero no el alcalde, como en el Concejo Municipal de Lima Metropolitana, varias organizaciones políticas que promovieron o apoyaron las revocatorias, no participan en las NEM pues el incentivo mayor era el adelanto de la elección del cargo de alcalde. Hay casos extremos, como en el 2010, en donde algunos distritos como San Cristóbal de Raján, Islay, Choco, Condoroma, Salcahuasi, San Pedro de Huancayré, Inambari, Chotaja no se presentó ninguna lista. En ellos, las autoridades provisionales se convirtieron en permanentes.
En consecuencia, ahora que se discute la modificación de la ley 26300 de derecho de participación y control ciudadano, la eliminación de las NEM permitirá desactivar el principal incentivo para activar las revocatorias, que no han hecho sino desarrollar un impacto y un costo institucional, político y económico, negativo.
Es increíble que el mismo gobierno no haga nada para arreglar todo el desastre.