Si toda recolección de firmas de adhesión para revocar a autoridades regionales y municipales tendría éxito, casi todas las autoridades en el Perú serían sometidas a consulta popular de revocatoria (CPR). No hay distritos o provincias en donde no haya un promotor entusiasta para este ya nuevo oficio.
A lo largo de los quince años de aplicación de la CPR, se observa el entusiasta crecimiento en estas iniciativas, en un campo abierto en el que los partidos políticos están ausentes y un sinnúmero de operadores locales crecen como hongos. De esta manera, hay casos, sobre todo en distritos mayormente ubicados en la sierra, rurales, pobres y que tienen comunidades campesinas, en los que se han realizado CPR en más de tres oportunidades de cinco posibles, como son los casos de los distritos de Amantani, La Primavera, Huacllan y San Cristóbal de Rajan. Difícil pensar que en estos lugares nadie está contento con todas las autoridades que elige.
Incluso hay casos singulares, como el de San Silvestre Cochan, ubicado en la provincia de San Miguel en Cajamarca. Desde 1995, en este distrito de 3.133 electores, no ha habido alcalde elegido que no haya pasado por una CPR. Es decir, en cinco ocasiones. El último 30 de setiembre, fue revocado Flavio Barrantes, alcalde aprista, quien anteriormente había postulado seis veces y que fue el promotor de las CPR de todos los alcaldes anteriores. Cuando fue elegido en el 2010, todos los grupos políticos se unieron y lo revocaron. Flavio Barrantes probó así de su propia medicina.
En este escenario de presencia de ex alcaldes y candidatos derrotados, como promotores e interesados en activas revocatorias, es lo más frecuente desde hace quince años el uso de este mecanismo. Sin embargo, en ningún caso, el gobierno local ha sido fortalecido y la calidad de vida de la comunidad ha mejorado (La República, 10 de marzo del 2013).