(La República, 2 de enero del 2013. Entrevista de Ana Núñez). En el último día del 2012, el analista Fernando Tuesta revisó el año político que quedó atrás y, aunque no le gusta hacer de pitoniso, dio una mirada a lo que se viene para el 2013 que empezó ayer. El gobierno de Humala, la actuación de la primera dama y la revocatoria a Villarán, son revisados en esta conversación.
¿Aprobado o desaprobado el presidente Humala en el 2012?
Puesto así, aprobado. Aprobado porque creo que ha logrado sortear las dificultades propias de un país tan complicado como el nuestro y los propios problemas de su gobierno. Nuestro país sigue creciendo; si bien hay conflictos sociales no resueltos, el gobierno por lo menos ha logrado mostrar un intento de equilibrio no sin dificultades, ¿no?…
La crítica es que ha sido demasiado cauteloso y que no ha hecho grandes cambios por no generar controversia…
Totalmente cierto. Si hacemos un balance total del gobierno, las vallas son distintas. Este es un gobierno que está muy distante del ofrecido en su campaña. Es un gobierno que a veces parece que actúa con demasiada cautela y eso puede hacer sentir que hay inmovilismo y poca acción.
Y de ahí la sensación del "piloto automático…"
Y porque además a eso se le agrega una forma comunicativa que ha sido absolutamente distinta a los otros presidentes, sobre todo al anterior que era extremadamente locuaz. Ollanta Humala es exactamente lo contrario a García en eso. A eso se le agrega que estamos en un régimen presidencialista, donde los presidentes deben mostrar que son los que no solamente encabezan el gobierno, sino que son los que dirigen y muestran el camino.
¿Ollanta no lo está haciendo?
Ollanta lo está haciendo, pero muchas veces se duda de ello, y eso ya es un problema. Lo que aparece es que muchas veces lo hace, o de manera compartida o con su señora esposa, y eso es algo que no se ha visto en ningún otro momento de la vida política peruana. Nadine Heredia ha sido un gran apoyo para el gobierno, como lo fue para el proyecto político partidario. Sin embargo, hay cosas que no se pueden obviar en términos institucionales. Su cercanía con el manejo mismo del poder puede hacer que las iniciales observaciones se conviertan en críticas y más tarde puede ser motivo de cuestionamientos mayores. No es por machismo ni por una oposición obtusa de ver a una persona con calidades políticas demostradas, si no que se trata de un tema que ya en la década del 90 se criticó fuertemente: no puede existir persona que tenga incidencia en el poder que a su vez no esté compensada con una responsabilidad. Quizá lo ideal hubiera sido que sea cabeza de lista parlamentaria… Creo, sin embargo, que esto es consecuencia del tipo de presidente que hemos elegido.
¿Qué fue lo bueno y lo malo del gobierno para el 2012?
Lo bueno, el haber mantenido una economía estable. Aquellos reparos que se tenía desde el inicio fueron dejados de lado rápidamente. Lo segundo que se debe reconocer es que hay un respeto por mantener reglas de estabilidad democrática; absoluto respeto a la libertad de prensa, por ejemplo. Esto en una democracia no debería ser parte de los aspectos a resaltar, pero en un país como el nuestro, donde el Ejecutivo va más allá de los aspectos que le competen, creo que vale la pena resaltar.
¿Lo negativo…?
Hay temas que tienen que ver con el primer aspecto: si es que solamente se pone nota a la parte de mantención de la política económica, uno llegaría a la conclusión de que la política económica ha sido suficiente y de ninguna manera ha sido así, porque hay una insatisfacción en muchos sectores sociales. Entonces, es cierto que se ha avanzado, pero el tema es que sigue siendo insuficiente. Porque si no es suficiente ahora, la pregunta es cuándo va a ser suficiente; además, si como los expertos señalan, somos un país dependiente de los avatares del mercado internacional. Otro aspecto es el de los conflictos sociales, que ha sido tan importante que ha costado a este gobierno tener a estas alturas un tercer gabinete en tan corto tiempo. Eso es una manifestación de debilidad. Uno no puede estar renovando gabinetes a cada momento, y este gabinete que es mejor que el anterior, comienza ya a mostrar debilidad.
¿A qué se refiere?
El mismo premier aparece con una suerte de cansancio, y uno se cansa porque no está en capacidad de hacerlas o porque no tienes la potestad de hacer lo que de acuerdo a tu cargo tienes que hacer, porque quizá las decisiones estén concentradas en la pareja presidencial. Entonces, muchas veces el premier pasa a ser el nuevo traductor, como en la época de Toledo se decía de Carlos Ferrero.
¿Cuáles son los sucesos políticos que marcarán el nuevo año?
A diferencia de países que tienen mayor estabilidad, en el Perú la noticia de hoy para mañana ya está envejecida. Sin embargo, hay algo que sí podemos decir: que la política en sí misma no es autónoma de otras variables, y la variable económica es un tema. Si las cosas se mantienen como en este año en términos económicos, el gobierno tiene una parte del camino limpio. Pero hay algo más…
¿Qué…?
Si no se toma otras formas de enfrentar los conflictos sociales, estos pueden ir creciendo y los gobiernos siempre se desgastan. ¿Qué hacer? Olvidémonos del término "gran transformación", pero es necesario hacer reformas. Entre varias que se han señalado, hay algo que no se toma en cuenta, que son las reformas políticas. Lo único que se discute es el ámbito parlamentario, lo mal que le va al Congreso y amontonamos de apodos a los legisladores. El gobierno no ha dado muestra de una propuesta de reforma, la única ha sido la eliminación del voto preferencial aunado a la alternancia de las listas de género. Eso es absolutamente insuficiente…
¿Qué reformas políticas le falta propulsar al gobierno?
Reformas políticas, para empezar, a dos niveles. Reformas que tienen que ver con la representación política que tenemos, qué tipo de Congreso deberíamos tener y, además, llegar a acuerdos políticos con las fuerzas para mostrarle a la gente que ese es el camino que se debe trazar para resolver problemas que al pasar el tiempo llegamos a un nivel de hartazgo y descrédito de muchas instituciones. Por ejemplo, está ya en la mente de la gente pensar que una democracia puede desarrollarse sin Congreso, sin partidos y ese es el peor de los escenarios. En segundo lugar, los partidos están desprestigiados y en las regiones se están instalando liderazgos políticos con poder, pero de ninguna manera con sentido unificador, si no en términos de archipiélago, y eso no le hace mucho bien a la gobernabilidad del país.
La revocatoria de Susana Villarán está siendo planteada en términos de izquierda vs derecha. Pese a ser una revocatoria en Lima, ¿puede marcar la política nacional?
Va a ser un tema del 2013, qué duda cabe. Sin embargo, este mecanismo tiene dos problemas: es sumamente riesgoso y generador de problemas en la gobernabilidad local. Al estar en Lima, encontramos un juego de espejos increíble: años atrás, la izquierda se entusiasmó con la revocatoria. Hoy, siendo afectada, la critica. La derecha estaba en contra, hoy cree y hace creer que es un mecanismo ultrademocrático. No, estos mecanismos no existen en las grandes democracias.
Lo de Villarán ¿es mala suerte, una campaña de demolición o hizo méritos para ser revocada?
Es una mezcla de cosas. En la política no todo es unidireccional. Mira, desde que existen elecciones municipales, el año ’63, no ha habido un alcalde de Lima que haya tenido una oposición de la naturaleza de Susana Villarán. Desde el primer día ya pedían su vacancia, y hay una campaña evidentemente demoledora. Pero esto no quita que ello podría haber sido previsto. En segundo lugar, la alcaldesa de Lima se abrió flancos y se dejó llevar por ciertos impulsos y declaró sobre temas que no eran solo de los limeños, lo que no está mal pero no se debe hacer en una situación de debilidad y con un tablero político complicado. Lo de Vía Parque Rímac, como lo de La Herradura, imagino que cuando ocurrió deben haberse jalado los pelos. Como decir: esto es lo último que podría pasar. Entonces, posicionar la figura de Lady Vaga o como ineficiente, no ha sido difícil para sus opositores. Pero es clarísimo que aquí el componente que no tiene que ver con la preocupación por Lima es el que manda.