(Actualizado) Muchos dicen que con el avance de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y la lectura inhalámbrica, el libro, tal como lo conocemos en su versión papel, desaparecerá. A esta visión pesimista, se le agrega la impresión que hoy se lee menos que ayer. Se dice también que los niños y jóvenes se inclinan por los medios audiovisuales, en donde la imagen reemplaza a la escritura. El politólogo italiano Giovanni Sartori, en su ya famoso libro "Homo Videns. La Sociedad Teledirigida", trata de demostrar que ese es un camino inexorable, con la consiguiente pérdida de la calidad de la comunicación en el espacio público.
Para contrarrestar esa tendencia, se desarrollan actividades de todo tipo y así fomentar la lectura: ferias, conferencias, talleres, clubes de lectura. Asimismo, desde 1974, el 23 de abril, se conmemora el Día Internacional del Libro, centro de actividades en varios países, incluido el nuestro. Han tenido éxito. Por eso, la lectura se expande y el libro pervive.
En mi vida el libro juega un papel fundamental. Soy de los que Julio Ramón Ribeyro llamaba, un amante de los libros. Cuando los compro, me gusta olerlos, tocarlos y que no me los envuelvan. Como muchos, no hay día que no lea algo. Desde pequeño me acostumbré a tener un libro al lado. Ver siempre leer a mi padre, me ayudó más que cualquier recomendación sobre los beneficios de la lectura. Ver ahora a mis pequeños hijos leer con interés, al lado de la televisión, la computadora y los videojuegos, me hace pensar que pueden realizarse actividades complementarias, aumentando mi esperanza que el libro no desaparecerá. Por eso, en su día, larga vida a este silencioso compañero.
Lo mío, creo, fue genético. Yo no tuve la suerte de gozar de mi papá (amante de la lectura, dicen) ni me crié en un entorno que me motivara a hacerlo. Pero siempre anduve hurgando por ahí… leía de todo! revistas, periódicos, novelas desde corin tellado hasta asimov pero hubo un libro que nunca me atreví a abrir siquiera… “Los Secretos de la Magia Negra”
Se imaginarán lo que pasa por la cabeza de una niña de 7 años al verse con un libro tamaño oficio, empolvado, de pasta dura negra y al parecer, de más de 300 hojas amarillentas…
Así, el libro se convirtió en pieza importante en el descubrimiento de mí misma. Siempre hay uno (algunas veces como personaje principal) en los recuerdos que guardo de mi niñez, adolescencia y hasta los de la semana pasada.
Siempre voy a disfrutar comprando uno, leyéndolo, forrándolo, firmándolo, poniéndole la fecha de llegada a mis manos, inventariándolo, limpiándolo cada fin de semana! jajaja… como toda una maniática. Pero nunca disfrutaré prestándolo… es una angustia letal!
Además, podré bajar música de internet, comprar películas piratas, pero un libro nunca (bueno, hasta ahora… uno nunca sabe) Al igual que Tuesta, me parece una delicia olerlos, buscar el más nuevo del estante y terminar de ojearlo en alguna cafetería cercana.
Por eso, feliz día, libro! aquel culpable de que te pases del paradero en el que tenías que bajar, aquel que te salva del aburrimiento de ir a la casa de los tíos, aquel que hace más cortos y llevaderos los viajes en avión (en bus no, porque a mi me gusta ver por la ventana =P) aquel que regalas para evitar lo que no te atreves a decir.
Yo no pude generar la pasión por la lectura en mis hijas. Al menos no por la lectura de textos impresos en papel. Antes de que nacieran, traté de completar una pequeña biblioteca con aquellos libros que desde pequeño leí, y que por alguna razón presté o perdí. A todos les puse una firma que busqué que fuera premonitoria: los apellidos que llevarían cuando los leyeran.
Pero el tiempo pasó y casi no fueron leidos. A pesar que estaban al alcance, de las conversaciones durante el desayuno, y las motivaciones, nada sirvió.
No obstante, con el correr de los años descubrí que leían en la computadora. Luego de la primera fiebre de los chats y tal, en internet encontraron copias de varios de los textos impresos, y eso les generó mucho interés y atención, lo cual se manifiesta en sus preguntas e inquietudes que siempre esperé tratar de absolver, y que en años pasados no ocurría.
Finalmente, creo que con las nuevas generaciones, el formato impreso del libro irá progresivamente cambiando hasta volverse información digital. Sin embargo, eso no me preocupa tanto, como la lenta pérdida del hábito de la lectura como ejercicio tan humano de imaginación y búsqueda de conocimiento. Me asusta su reemplazo por la lectura rápida, la cual como la “fast food”, suple momentáneamente necesidades de comida, pero no de alimentación. ¿Cómo luchar contra esto?
Esta muy buena la iniciativa, así mismo hay que enganchar al alumno con algun libro que se ajuste a su gusto y que así poco a poco vaya leyendo!!!
Los libros son nuestro mejores amigos…
genial lo que encontre en esta pagina y me dio gusto haber leido y visto lo que aqui se encuentra gracias
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