Las cifras de la última encuesta (descargar) del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, permiten tener no solo una fotografía del momento político y social, sino también la posibilidad de cotejar en el tiempo distintos datos que pueden resultar elocuentes. Así, en lo que se refiere a la gestión presidencial, el dato que más se sigue con atención es el de la aprobación de la gestión presidencial. Sin embargo, hay otras variables que pueden permitirnos una lectura más completa.
Lo más significativo que se encuentra es que en Lima –la plaza que ha favorecido más que cualquier otra del país al gobierno actual-, la evaluación neta de la Gestión Presidencial muestra la más baja de los dos años de Gobierno (-36%). Es decir, la diferencia entre los que aprueban y desaprueban la labor del Presidente García es la que arroja mayores resultados negativos. Esto resulta significativo por cuanto, en el tiempo, el número de los que no precisaban su respuesta se han empezado a decantar por la desaprobación. En dos años de Gobierno, el número de quienes no precisa una postura se ha desplazado de 14% (febrero 2007) a 4% (agosto 2008).
Es decir, no se trata de leer las cifras de la aprobación o desaprobación, por separado – como comúnmente se observa-, sino la relación estrecha que existe entre ambas. Esta relación muestra la más amplia brecha negativa de la gestión presidencial. Si bien una gestión presidencial no debe gobernarse por el imperio de los sondeos de opinión, es posible utilizar esta herramienta como parte de las consideraciones al momento de tomar decisiones y evaluar políticas, de modo tal que puedan verse reflejadas en ella los intereses y preocupaciones de la ciudadanía. Lo contrario –pelarse con los resultados- es contraproducente, cuando no, miopía política.
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2008 AGOSTO POLITICA Y ECONOMIA lIMA.pdf
es de mucho interes peor kisiera saver ¿ cuales fueron los partidos politos en la decada del 50 y 60 y cual era su ideologia ?
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Un gobierno que se ha iniciado con mentiras y engaños, solo puede terminar de esta manera, su bajo nivel de aprobación es el fiel reflejo de la política de la mentirocracia y la falsedad, que siempre ha acompañado a García.