En agosto del 2006, tuve una reunión con la Dra.Mercedes Cabanillas, recién electa presidenta del Congreso de la República. De allí nació un convenio marco con la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), uno de cuyos propósitos era ofrecer cursos de post grado al personal del Congreso. Era una apuesta seria y comprometida, en un momento en que la noticias, que involucraba a algunos parlamentarios, seguían mellando la imagen de este poder del estado. Ese es el origen del Diplomado en Ciencia Política con Mención en Estudios Parlamentarios.
Este jueves 17 de julio, terminaba sus estudios la primera promoción. El éxito del Diploma, se debió a la dedicada y esforzada labor de los alumnos (25 seleccionados de cerca de 60 postulantes), la calidad y experiencia del personal docente (Samuel ABAD, Milagros CAMPOS, José ELICE, Sinesio LOPEZ, Nicolás LYNCH, Henry PEASE, Mayen UGARTE y Fernando TUESTA SOLDEVILLA) y a la modalidad especial del Diploma, pues los cursos durante la semana laborable, se realizaba en locales señalados por la administración del Congreso. Los exigentes ocho cursos, dictados en dos semestres en un año, han proporcionado una capacitación de alto nivel a un personal que respondió largamente los objetivos trazados por este Diploma, que tuve la suerte de dirigir.
La apuesta de la universidad por colaborar en el fortalecimiento institucional, ha tenido una respuesta favorable en esta primera promoción, integrada por técnicos y funcionarios de bancadas parlamentarias, comisiones y otra unidades del Congreso. Diversidad de disciplinas, pluralidad política e intensa participación de los alumnos han formado parte de esta primera experiencia que ha demostrado, una vez más, que la Ciencia Política, entendida como disciplina académica teórica, pero también aplicada, puede estar al servicio de las instituciones, como lo ha mostrado el parlamento de la república.
Mi agradecimiento a los profesores que sostuvieron con solvencia este reto académico y a los alumnos de esta primera promoción, así como desearles suerte en el difícil -y muchas veces ingrato- trabajo en el servicio parlamentario.