La última encuesta del IOP de la Universidad Católica, muestra de manera clara el descenso pronunciado de la aprobación presidencial, llegando a tan solo al 30% de los limeños (19 puntos menos que en setiembre). Es necesario recordar que la capital ha sido su mejor plaza, por lo que presumiblemente la situación es peor en provincias. Al lado de esta cifra, la desaprobación se ha elevado a un preocupante 63% (en setiembre estaba solo en el 39%), siendo el nivel más alto desde el inicio del período presidencial.
No se debe encontrar un solo elemento explicativo en este descenso, sino un conjunto conectados en esta precisa coyuntura: interpelación del ministro Alva Castro, defensa de parlamentarios apristas (Tula Rodríguez), aumento de precios de productos de la canasta básica, problemas en diversos sectores que comprometen a ministros (Salud), entre otros. En donde se encuentran las mayores desaprobaciones, son en los sectores D/E, particularmente entre las mujeres.
La preocupación no solo se debe concentrar en el gobierno, que ve caer las aprobaciones en varios de sus altos funcionarios e instituciones, sino en el decremento de la percepción que tiene la gente sobre la política, la economía y, sobre todo, la democracia.
Con este conjunto de cifras que ofrecen información importante, la no censura del ministro Alva Castro -aun cuando la mayoría de parlamentarios voto a favor de censurarlo- no debería ser tomado como un triunfo, sino como la obligada necesidad de redireccionar el curso del manejo del gobierno. Malas decisiones, en una pendiente de descenso de la opinión pública, construirán los peores escenarios.
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DOS DE CADA TRES LIMEÑOS DESAPRUEBAN A GARCIA
(La Primera, 13 de octubre del 2007). Director de Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, Fernando Tuesta, dice que si aprobación de Alan García ha caído en Lima, la plaza más importante, cómo estará en provincias.
Doctor Fernando Tuesta: ¿Por qué ha bajado tanto el presidente García?
-Si se toma sólo setiembre, uno se encuentra ante una sorpresa. Pero si analiza todo el año, uno ve una línea de descenso en su popularidad. Con el terremoto del sur, esto se suspendió en agosto y setiembre. Sin embargo, la caída ha polarizado desde los que lo aprueban y lo desaprueban. Uno de cada tres, lo aprueba y dos de cada tres, rechaza su gestión.
¿El incremento de los precios y la inestabilidad del dólar influyeron en la baja?
-Podrían no ser importantes pero lo son cuando el ciudadano de a pie ha sentido estabilidad, y lo es porque ocurre en un gobierno y un presidente cuya asociación de inestabilidad está presente en el imaginario. Un gobierno catastrófico de 1985 a 1990.
¿La frustrada censura al ministro del Interior y los problemas en otras carteras, también hicieron lo suyo?
-Es un complemento adverso a la imagen del gobierno. La gente no entiende de autocríticas, pero lo que sí es cierto es que la gente siente que hay problemas en el manejo de algunos sectores y aparece como un gobierno que protege a los que tendrían algún tipo de responsabilidad y en contra de la opinión mayoritaria.
El presidente García ha anunciado cambios en el gabinete. ¿Le ayudaría algo?
-Habría que ver. El simple anuncio da señales de una reacción inmediata y no tiene por qué ser cuestionada. Habría que ver cuáles se harán. Hace poco, se habló de cambios pero no los hubo. Habría que esperar porque aún tenemos una información incompleta.
¿Cree que una de las soluciones sea trasladar ministros de una cartera a otra?
La respuesta no es mover o no. Puede ser peor. Hay claras muestras de que hay algunos ministros que no dan más. Que han sido comprometidos en problemas y eso le da oportunidad al presidente de hacer cambios en bloque o cambios de puesto, pero el hecho es que tiene que realizarse esos cambios.
¿Pero sería una buena medida para que García se levante?
No necesariamente. Un gobernante tiene que hacerlo en función de los objetivos que se traza. Este movimiento de piezas se tiene que ver con independencia de esta caída, de no hacerlo es contribuir más a su caída.
El presidente ha dicho que hay encuestas para todos los gustos.
-No hacemos encuestas para todos los gustos. En realidad hay que mirar con preocupación. Lo cierto es que tampoco hay que gobernar para las encuestas, pero esta es una información que hay que tomarla en cuenta para la toma de decisiones y ésta – la encuesta- es un dato que no se puede eludir.