Vale la pena hacer una distinción de estas dos asociaciones que presentan comúnmente a confusión. La opinión pública es un juicio mas o menos generalizado entre la población respecto a los asuntos que son de conocimiento colectivo. Se estima que la opinión pública expresa un grado de legitimidad acerca del gobierno, sus actos, así como las demás instrucciones. Su fuerza radica en las acciones de permanencia y en los cambios en las actitudes del gobierno y –según algunos- en el grado de control sobre ellos. La opinión publicada del público u opiniones del público es un proceso cuantitativo de acción de opiniones. Es una opinión pública que se suma: La opinión pública del público es la de una gran mayoría, susceptible de ser medida por encuestas.
La opinión pública, por el contrario, es una noción cualitativa, es una opinión pública autorizada, es una opinión pública. Incluso para algunos autores la opinión pública es la de una minoría que tiene medios específicos y directos para hacer oír por el público, a través de los voceros de opinión pública. La opinión pública es una dimensión de poder político. En esta medida los medios (de comunicación) pueden desempeñar un papel reforzador de la legitimidad de la misma.
Para aclarar este punto es quizá necesario distinguir entre opinión pública y opinión privada. Mientras que la primera incide en los temas de interés públicos, la segunda hace referencia a las opiniones de los particulares. Por más que un particular tenga una relevancia política o social (como un columnista de prensa) y publique sus opiniones, éstas no se transforman en opinión pública. Puede llegar a representar una corriente de opinión, aunque no toda opinión pública es representativa de una corriente de opinión. A la inversa, no todas las corrientes de opinión de una sociedad se tienen que ver necesariamente reflejadas en opiniones públicas en los medios de comunicación. Por lo tanto el agregado de las coincidencias de las opiniones privadas no son equivalentes a la preocupación colectiva. Pero en general, los temas sobre los que crean corrientes de opinión relativamente firmes presentan una doble condición de repercusión personal y colectiva (medidas de protección y seguridad, control de la natalidad, por ejemplo), donde un individuo opina, como ciudadano, como padre de familia, miembro de una organización pública o religiosa. De tal manera que, en algunas oportunidades, una persona tiene opinión duales, cuando lo hacen su consonancia con un grupo y cuando lo hace a partir de defender sus intereses particulares..
(El Peruano, 24 de febrero de 2000)