Ella considera a la opinión pública como un conjunto de comportamiento que constituyen la expresión de las mentalidades y actitudes de las colectividades sobre temas de cualquier índole. Es así que las opiniones están ligadas a las tradiciones, valores, perjuicios o modas antes que posturas racionales ligadas a los aspectos políticos-institucionales. En su teoría del Espiral del Silencio señala que las personas están atentas a las opiniones de su entorno para construir la suya. De alguna manera ésta se encuentra dependiente de aquella, basada en el profundo temor al aislamiento, es decir, sometidos a la presencia social. Dicho mecanismo sicosocial está presente en el ambiente del que no puede escapar el individuo. Los que se encuentran en minoría en relación a sus opiniones, las silenciaran antes de recibir y la sensación social. La investigadora analizó empíricamente este comportamiento a base de sondeos de opinión, por muchos años, en su Institut für Demoskopie, en la ciudad alemana de Allensbach.
Otra es la perspectiva que encabeza Niklas Luhmann. Para él la opinión pública es la estructura temática de la comunicación pública, en la medida que es esta estructura, común de sentido, la que permite una acción intersubjetiva en un sistema social. Esta pocisión considera que si bien la opinión pública es un aspecto social, tiene presente las funciones políticas del fenómeno y traduce el consenso de un reconocimiento de sus temas de interés general. Es, en otras palabras la tematización común que permite el diálogo político social.
Para Luhmann las sociedades contemporáneas son cada vez más complejas, como consecuencia de la mayor especialización y diversificación funcional. Este proceso creciente podría hacer estallar el propio sistema, en la medida que los individuos perciben cada vez menos dicha complejidad –menos aún la globalización-, teniendo, por tanto, a regirse por criterios muy particulares y minifundistas. Ante esta situación el sistema demanda un mecanismo reductor que canalice las fuerzas centrifugas sicosociales, produciéndose de esta manera las observadas simplificaciones globalizantes. Es este papel funcional el que le consigna Luhmann a la opinión pública. A ésta el autor alemán la identifica como un espejo, en la medida en que no es más el reflejo de los pocos observadores. Es decir, como un haz de luz que focaliza y concentra la atención en un escenario. La mirada se concentra en un solo punto, así no sea este relevante, permitiendo que todos compartan un tema en común.
Para Luhmann la opinión pública cumple también una función política, pero distinta a la ortigada por Jürgen Habermas. Se convierten en la base de la democracia, pero no por una valoración ética sino por razones pragmáticas, en la medida que una interconexión entre las personas que, por lo menos, tienen ciertos temas básicos que compartir, que en caso contrario, la estructura social carecería. En la percepción luhmaniana los medios y el Parlamento cumplen el papel de ser simplificadores de la complejidad.
(El Peruano, 11 de febrero del 2000)
¿es posible diez años despues tener la misma visión de la opinión pública? ¿La opinión pública del 2000 al 2010, en que aspectos mejoró y en qué no?
Sería de mucha utilidad conocer el comentario de Fernando Tuesta