Tres de ellas, presentaron los resultados de Miraflores en este mismo canal. Pese a la diferencia, entre ellas con relación al orden de los candidatos, en realidad, todas se encontraban dentro del margen de error previsible. Sin embargo, los electores, los medios y los propios candidatos les exigían exactitud, por lo que la duda cayó sobre una de ellas. Lo que no se repara, es que en muchas ocasiones esta exactitud reclamada no se podrá ofrecer así la encuesta esté bien hecha, puesto que se trata de eso, de una encuesta.
A la pregunta ¿por quién voto? En muchos casos, el encuestado no responde la verdad, ya sea por temor o por mantener el secreto de su voto. El día de las elecciones complementarias era suficiente que un par de decenas de respuestas se deslizaran por este camino, para que el resultado del Exit Poll se alejara del resultado final. Es que el problema para este tipo de método es que se hace más delicado cuanto más competitiva se hace una elección. Pero, se imaginan ustedes si en las elecciones presidenciales del próximo año, una empresa encuestadora entrega un resultado que favorezca a Andrade, otra a Fujimori y otra a Castañeda. Todos se proclamarían ganadores. El resultado final no haría sino alentar las denuncias de fraude de los otros dos, ingresando a un problema sumamente grave. Por eso, ¿no es momento de reglamentar la publicación de resultados de este tipo, como lo contemplan otras legislaciones en este lado del continente? Preferible es discutirlo ahora, que lamentarnos después.
(Canal N, Sábado, 10 de julio de 1999)