El Perú está bien, pero los peruanos no se han enterado

En medio de una economía internacional favorable y pese al extraordinario crecimiento del quinquenio virtuoso que trajo reducción de la pobreza, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo. Esto la distancia de cumplir –por ahora- las metas del milenio. Esta es una de las afirmaciones centrales del último Latinobarómetro, presentado este 16 de noviembre.

Las tareas, por lo tanto, son enormes. Cerca de cumplirse 200 años de vida independiente –recuerda Latinobarómetro- América Latina debe buscar crecer económicamente, reducir las desigualdades y profundizar la democracia.

Por lo demás, la mantención de la democracia, no ha sido acompañada por la mejora de su calidad. Y es que desde Reagan, probados todos sus esfuerzos, lo único que queda del Consenso de Washington, es el consenso que no ha arreglado nada. A estas alturas, el problema no parece ser el Estado, sino la falta de Estado. De esta manera, el estudio prueba que no existe, una relación directa entre apertura económica y democracia. Uruguay, es uno de los casos que así lo muestra. Pero a la debilidad del Estado, se le debe sumar la debilidad de la sociedad civil. Esta combinación tiene evidentes impactos en la calidad de la democracia.

El caso peruano no es menos prometedor, en el concierto latinoamericano. No solo hay una insatisfacción sobre el presente, sino que en relación a la al futuro, el Perú se encuentra por debajo de la media de América Latina, solo superando a El Salvador y Paraguay. El problema mayor para los peruanos, es el desempleo y luego la delincuencia, por lo que pobreza y delincuencia, elaboran una peligrosa combinación.

Los problemas no resueltos cuando hay crecimiento económico, recrean una frustración mayor. Esto es sumamente claro para los peruanos que ven crecer al país desde el gobierno de Paniagua, Toledo y ahora Alan García. Sin embargo, es una de los países más favorable hacia la economía de mercado,  incrementándose en los últimos años, aun cuando ha bajado la percepción que no es el único sistema para arreglar los problemas. En consonancia con esto, la afirmación sobre la capacidad del Estado para resolver todos los problemas, solo es apoyada por la tercera parte, colocándose el Perú en el último en la lista latinoamericana.

En consecuencia, en relación a la satisfacción con la democracia, los peruanos no muestran grandes adhesiones -solo se supera a Paraguay-, habiendo descendido 6 puntos en relación al año anterior. Y es que las percepciones sobre desigualdades están muy presentes, cuando la mayoría de peruanos consideran que el conflicto más fuerte es entre ricos y pobres. Si a eso se suma el bajísimo grado de satisfacción por los servicios básicos -superado nuevamente solo a Paraguay- y la también baja percepción sobre la igualdad de oportunidades ante la justicia (8%), estamos delante de las paradojas más frustrantes: el Perú está bien, los peruanos no se han enterado.