El terremoto ocurrido a la hora que la mayoría de personas regresaban a sus hogares, produjo sus efectos más destructivos al sur de Lima, fundamentalmente las provincias de Pisco, Chincha e Ica. La distancia de poco más de 170 km. escondía, sin embargo, una mayor entre la capital y las provincias y los recursos entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco. Estos últimos -damnificados del sur- mostrando imágenes ante el mundo, lo desamparados que pueden estar.
Pero Ica no es un departamento pobre, si lo comparamos con otros. Lo será cuando se lo compara con Lima. Ubicado en la costa, está unido a pocos kilómetros de Lima, por una carretera cuyo tramo importante es autopista. Muestra los mejores del índice de Desarrolló Humano del PNUD. Tiene, incluso con un aeropuerto internacional en Pisco. Sin embargo, el terremoto mostró que la diferencia y desigualdad no solo se mantienen en el Perú, sino que han crecido de manera alarmante entre Lima y las provincias, por más cercanas que se encuentren de la capital.
A las dos horas de ocurrido la catástrofe, el presidente de la república se dirigió al país ofreciendo un mensaje tranquilizador, pero mostrando que la información en los altos niveles de gobiernos estaba errada. Señaló que hubo dos eventos sísmicos, cuando se trataba de uno solo y, sobre todo, afirmó que el sismo “afortunadamente no ha traído como consecuencia una catástrofe con un inmenso número de víctimas como sería previsible”, cuando en ese momento más de 500 personas habían perdido la vida y varios cientos tenían que ser atendidos de emergencia. Lo que se mostró a la luz del día siguiente, no podía sorprender a un Estado organizado y comunicado. Por el contrario, un presidente con información errada, Sistema de Defensa Civil desbordado, servicio telefónico colapsado -hace mucho tiempo privatizado-, colaboraron en la desorganización que supuso la ayuda a los damnificados creando un escenario irónico: altos grados de solidaridad de la población y países extranjeros y bajos niveles de recepción de la ayuda por parte de muchos pobladores.
El gobierno se repuso y ha hecho esfuerzos por estar presente en el sur, con el presidente encabezando la reconstrucción. En términos políticos este desempeño, según algunas encuestas, ha sido aprobado por la población. La oposición ha arriado sus banderas apoyando las iniciativas gubernamentales, por lo que el gobierno puede salir librado de esta difícil coyuntura. Sin embargo, las evidencias que dejó el terremoto es un Estado que no atiende bien, incluso a los más cercanos, que se fiscaliza inadecuadamente a las empresas privadas que ofrecen servicios públicos. Un país que crece desigualmente, finalmente no crece. Si bien esta no es solo responsabilidad de este gobierno, si le toca afrontar ahora este cuadro dramático de un mal edificio del Estado que también parece que quedó en escombros.
(Sobre el artículo de Infolatam, 22 de agosto del 2007)
quisiera mandarle muchos saludos a mi familia ok acepten por favor