Las elecciones municipales complementarias constituyen el rezago de los comicios de noviembre último, pero con poco interés en lo que sucede en estos 24 distritos (dos de ellos eligen autoridades por primera vez).
Hay que recordar que fueron los actos de violencia las razones por las que en estos distritos se vuelve a realizar elecciones. En noviembre del año pasado, los pobladores de estos distritos trataron de hacer justicia electoral por sus propias manos, a través de actos vandálicos que liquidaron el proceso en su localidad.
Un dato importante: en 17 de los 22 distritos se trata de alcaldes que se presentan a la reelección, varios de ellos acusados, en su momento, de alentar los llamados electores golondrinos.
Esa es la razón del despliegue policial, inusual en este tipo de elección, pero necesario debido a los antecedentes. Lo paradójico de esto es que las elecciones complementarias son las más costosas, debido a que por las características de los distritos antes anotadas, el costo por voto es el más alto de cualquier elección. Pero allí donde no hay articulación social, la representación política se debilita y las reglas no cuentan, lo más importante es el costo político y social.
(El Comercio, 2 de julio 2007)