Así lo mostraron Ricardo Belmont (ganador de las elecciones al municipio de Lima 1989), Alberto Fujimori (elecciones presidenciales 1990) y Alejandro Toledo (elecciones presidenciales 2001).
Con las necesarias distancias, forma parte de esta zaga Ollanta Humala. Todos tienen en común, ganar en la medida en que no forma parte de la élite política, por no pertenecer o haber pertenecido a partido político alguno y cuestionar la representación partidaria existente. La consecuencia ha sido alentar la antipolítica, incrementar la personalización de la politica y mostrar la seria dificultad para organizar un partido, como Belmont con el Movimiento Obras, Fujimori con Cambio 90, luego Nueva Mayoría y posteriormente Vamos Vecino y Toledo con Perú Posible. La ventaja de ellos fue que de alguna manera lo intentaron construir desde el estado, aun cuando de manera artificial. Una vez perdido el poder, el partido se diluyó o disminuyó ostensiblemente su presencia.
El caso de Humala es distinto. Era claro que si el objetivo era, en estas elecciones, conquistar el poder, su no consecución abrió un escenario con retos complejos y nuevos: un Outsider intentando construir un partido político fuera del estado.
Sin embargo, para muchos, fuera del poder todo es ilusión. En el momento de candidatear Ollanta Humala no tenía partido inscrito. Por su lado, Unión por el Perú (UPP), organizado en 1994 para apoyar la candidatura de Javier Perez de Cuellar, que fue perdiendo presencia en cada proceso electoral, para las elecciones de este año, carecía de una figura presidenciable. La unión de ambos fue, por decir lo menos, un matrimonio por interés. Uno necesitaba un partido y el otro un candidato. La derrota mostró con crudeza las consecuencias del pragmatismo. El candidato a la segunda presidencia Carlos Torres Caro y cabeza de la lista de Lima de UPP, se retiró de la agrupación acusando a Humala de radical. Un sector que intenta asumir la representación de los cocaleros ha mostrado también sus diferencias. Al interior de UPP, un sector se manifestó reacio a subordinar su organización al Partido Nacionalista Peruano (PNP), agrupación, esta sí, formada por Ollanta Humala. Finalmente, éste ha manifestado el último fin de semana, que su partido no se presentará a las próximas elecciones municipales y regionales (19 de noviembre) en alianza con UPP.
Esta próxima contienda electoral es un incentivo para mantener unido a las huestes humanistas, pero también es una oportunidad para que cada grupo, facción o sector saque provecho de una elección en donde consideran que el 47% -logrado en la segunda vuelta– es un amplio mercado que no se puede desperdiciar.
(Infolatam, 20 de julio 2006)
Le escribo desde mi blog, para felicitarlo por incentivar la cultura política que tanta falta hace en el Perú, y para comunicarle que estoy enlazado a POLITIKA.
Mi posición me lleva a afirmar como analista global lo siguiente: (1) el caso de Ollanta Humala, ha roto los esquemas de viejos partidos tradicionales de la derecha peruana, movidos sólo por esquemas legalistas, lejos de la propia realidad nacional, (2) lo que pasa es que el mapa político peruano, se está moviendo hacia una tendencia de movimientos y partidos regionales como resultado del centralismo limeño inacapaz de resolver los problemas del Perú profundo, (3) una casta política ya muy avejentada históricamente para comprender que las etnias selváticas y serranas carecen de representación, lo mismo que los informales provincianos, intelectuales y profesionales hoy proletarizados como clase y otros, (4) el fenómeno Ollanta, seguro va ha ser demolido por una derecha que no comprende que su tiempo terminó, que no tienen discurso político por las crisis estructural capitalista mundial; (5) fundamentalmente por que nunca han podido dar una alternativa coherente a la crisis de la república, por su naturaleza de clase parasitaria de potestades imperiales españolas, ingelesas y hoy norteamericanas.
Las elecciones 2009 van a estar signadas de muchos problemas que el APRA ha sembrado para no hacer viable la democracia en el Perú. A ello se agrega que las elecciones municipales y regionales, tienen al referendum de los fonavistas como torta de la cereza, donde el estado de emergencia de la selva, las rondas campesinas de la sierra, el problema del VRAE y la incompetencia del Estado para llegar al ciudadano de a pié; hacen del panorama político muy problemático.
Por ejemplo en la región La Libertad, el APRA se debate en un crisis interna causada por sus caudillos eternos limeños, cuyas elecciones partidarias posiblemente ya tienen nombre propio, por la actitud mesiánica de Alan García. Ellos ya perdieron el gobierno municipal por obra de otro caudillo neoliberal como César Acuña, lo mismo sucede con otro candidato neoliberal Fernández Verde del PPC. En el fondo tanto el APRA (Alan García), APP (César Acuña) y el PPC (Fernandez Verde) son neoliberales. Para ellos no existe el surgimiento fuerte de un Movimiento de Integración Regional (MIR), de las rondas campesinas, del distrito mas pobre del Perú (ONGON), de grandes empresas como la BARRICK que contamina las cuencas acuíferas de La Libertad y destruye la agricultura de la sierra, de grandes MALLs, de grandes empresas agroindustriales en Virú (Espárrago, alcachofa, azúcar, etanol), empresas pesqueras (Malabrigo-Harina de Pescado); todas ellas tributan en Lima, en contra del desarrollo regional. La crisis del APRA en La Libertad (renuncia de sus militantes) es la crisis de los partidos centralistas de la derecha peruana.
Ojalá podamos seguir opinando estos temas que estan en la cresta de la ola, por ejemplo lo último la denuncia de Jaime Antezana sobre el lavado de activos de conocidas familias trujillanas a favor del narcotráfico, ha traído de vuelta y media a la rancia aristocracia trujillana, pués éste conocido estudioso ha planteado la investigación de inteligencia financiera para conocer exactamente que está pasando con el fenómeno del narcotráfico en La Libertad.
Ollanta Humala está representando la tendencia anti.imperialista y anti-neoliberal de Latinoamérica y del Caribe, donde el viraje juega en contra de los EE.UU. cuya crisis nevesita que Colombia, Perú y México sigan como “patio trasero” y proveedor de materias primas (especialmente oro en el caso peruano); pero los famosos TLCs se orientan a la amazonía (biodiversidad y agua) como lucha estratégica en el control del planeta.
Que Dios los bendiga.
Ubaldo Tejada Guerrero.
Analista Global.