Este hecho mostraba la tensión vivida en horas de la tarde, luego de una jornada electoral en el que por primera vez un outsider pierde una elección en el Perú, después que los anteriores (Alejandro Fujimori, 1990 y Alejandro Toledo 2001) había derrotado a los partidos tradicionales, dejando muestras de la precariedad del sistema institucional peruano.
El presente triunfo electoral se constituye como el segundo del aprismo y que le ofrece una nueva oportunidad a Alan García que requiere que el peruano olvide su primer gobierno (1985-1990), que sumió al Perú en el desastre económico y social. Esta elección tenía, además, características muy importantes para García. El recuerdo de su gobierno lo hacía, al inicio del proceso electoral, como uno de los candidatos de mayor resistencia del electorado. Sin embargo, desarrollando una estrategia adecuada apoyado por el partido más experimentado y organizado del Perú, logró superar a quien aparecía como favorita, Lourdes Flores del conservador UN (Unidad Nacional), pasando a la segunda vuelta detrás de Ollanta Humala, ex comandante del ejercito, nuevo outsider, quien había logrado posicionarse en un espacio tradicionalmente de izquierda. Sin embargo, entre ambos candidatos del ballotage, habían logrado sumar tan solo el 55% de los votos, por lo que el 45% de los votantes debían escoger entre los candidatos a quienes rechazaban en altos porcentajes, según los sondeos.
García logró sumar 30% y Humala 15%, pero fue Lima quien decidió el triunfo aprista. La capital peruana, que concentra el tercio del electorado, había apoyado a Lourdes Flores y en esta oportunidad se inclinó hacia Alan García con el 62% contra 38% de Ollanta Humala. Esta diferencia es la que permite el triunfo aprista ya que en 15 de 25 departamentos, la mayoría del pobre centro y sur andino, apoyaron en proporciones muy altas al candidato de UPP.
A nivel interno el triunfo de García es el de un gobierno de minoría, con tan solo un tercio del congreso unicameral. Articular una mayoría no será una tarea fácil, pues el humalismo, que pasará a la oposición tiene 43 de 120 congresistas y el fujimorismo 13 importantes escaños. Pero, la dificultad no será solo esa, sino el nuevo gobierno tendrá que responder con políticas efectivas a una población pobre y andina que ha apoyado abrumadoramente a Humala. Éste tiene, a su vez, la gran posibilidad de organizar, sobre este apoyo electoral, un partido político que gane para sí la mayoría de la presidencias regionales (25), municipios provinciales (194) y municipios distritales (1684) que se disputaran el 19 de noviembre de este año. Si logra obtener los mismos resultados, acrecentaría su apoyo y base de poder como grupo opositor. A nivel internacional, el triunfo aprista frena las aspiraciones del gobernante venezolano Hugo Chávez, para proseguir con su política de influencia sobre los países de la región. Por el contrario, García podría aparecer como la cabeza de una oposición de Chávez en la región que le permita un juego interno mayor.
(Infolatam, 5 de junio 2006)
hola me gustaria saber mas de politica porfis escribanme a mi correo blaiz_love_15@……. gracias bye
Una pregunta. Si ustedes no publican los comentarios de la gente, ¿entonces porque piden que se adjunte uno?
Otra vez el estupido complejo del peligro indio…diganme gente administradora de este blog (aunque no se porque pregunto porque parece que me dirijo a fantasmas o presuntuosos qe no van a publicar esto)…¿se ha sacado algo del estupido complejo de apoyar al “blanquito”?…cuidado con el indio Santa Cruz, ahora cuidado con el negro Chavez…a mi no me simpatiza el comunismo, pero si hay que reconocer algo es que ese Chavez al menos ve por su gente, destina el dinero del petroleo para apoyar a los pobres y no solo a los ricos.
Ademas se ha dado el lujo de enviar a varios paises andinos una clinica de ojos, con el apoyo de medicos cubanos. ¿Nuestra gran democracia, fuera de ser muy buena y apoyadora de la gente de dinero, ha hecho algo alguna vez por la gente pobre?