La votación de Ollanta Humala ratifica la primera mayoría relativa, aun cuando lejos de lo esperado por sus seguidores y menos de lo necesario para enfrentar una segunda vuelta que será, por su propia lógica, muy polarizada. De otro lado, un cuarto de los votantes se inclina por Lourdes Flores y otro tanto por Alan García. Es decir, el partidor de la segunda vuelta no muestra una gran e insuperable ventaja para Humala.
Obviamente los escenarios solo son dos, por lo que tenemos que ver que dicen los electores y qué necesitan los candidatos. Recordemos que más allá de los deseos de los competidores, la segunda vuelta desata una polarización inevitable. El voto que gana uno, lo pierde el otro, lo que los obliga a estar frente a frente, sin poder eludirse. En cualquier escenario Humala tiene a favor, no solo su porcentaje de ventaja, sino un discurso contra la política y los políticos, que tantos réditos le ha proporcionado a todos los outsiders como él, así como un clima de opinión que lo hace aparecer como un atractivo ganador. Su ventaja de ayer, acusar de la campaña de todos contra Humala, puede ser su desventaja de ahora, pues la otra cara de la medalla –Humala contra todos- lo lleva a aislarse. No estamos delante de una gran votación por un outsider, que es acompañada con el desplome de toda la representación partidaria institucionalizada, como el Fujimori del 90 o el Chávez y Evo Morales, en Venezuela y Bolivia, respectivamente. Aquí se convive la desafección de un porcentaje importante de peruanos, con la adhesión no menos importante a los partidos de tradición política. Por eso, nunca como ahora la campaña de la segunda vuelta está asociada a las coaliciones y acuerdos en el Congreso.
En el escenario de competir contra Lourdes Flores, probablemente Humala lo hará con el discurso dicotómico de un enfrentamiento de pobres contra los ricos, que le puede ser beneficioso, como ha ocurrido en la primera vuelta. Si bien Lourdes Flores fue cayendo en intención de voto desde mediados de enero, está mejor posicionado que Humala y tiene menos resistencias que él. Esto se observa en todas las simulaciones de segunda vuelta, en donde, por ejemplo, 7 de cada 10 apristas se inclinan por ella. En el plano de las coaliciones en el Congreso, UPP tiene mayores probabilidades de construirlas con el APRA y el Fujimorismo. Sin embargo, le sería fatal electoralmente, pues Humala ha querido posicionarse contra los gobiernos que transitaron los últimos años, es decir, contra García y Fujimori. Por el contrario a UN, le será menos difícil crear una coalición con el apoyo del APRA, el Frente de Centro y el sector de Humberto Lay, si es que éste logra pasar la valla.
En el escenario de Humala contra García, en las simulaciones de segunda vuelta, superaría al candidato aprista, que tiene mucha resistencia. Sin embargo, el APRA tiene mayor capacidad de establecer alianzas, con el Frente de Centro, UN y los evangelistas de Lay, así como no le sería difícil dirigirse hacia el centro político. Por el contrario, Humala, solo le quedaría hacerlo con los fujimoristas, lo que sería desaprobado por un sector de sus aliados de izquierda y se convertiría un lado vulnerable de su campaña. Asimismo, Alan García, pese a todo, es menos resistido por el empresariado nacional e internacional. En consecuencia, si aun no se sabe quien es el candidato que enfrentará a Humala, nada está dicho sobre una segunda vuelta que no dejará de ser dura y polarizada.