Nueva Mayoría, creada con el personal del nuevo fujimorismo, post autogolpe de 1992, llegó al parlamento y logró desplazar a los cambistas, que con dificultades lograron mantener algunos puestos, más por liderazgos personales que por sobrevivencia organizativa. Desde Nueva Mayoría desarrollan su perfil Martha Chávez, Joy Way, Ricardo Marcenaro y más tarde Martha Hildebrandt, entre otros. Pero, allí también desarrolla su influencia Vladimiro Montesinos.
Sin embargo, si bien existían diferencias entre los parlamentarios de Cambio 90 y Nueva Mayoría, los unía el hecho que eran agrupaciones únicamente parlamentarias. Fuera del Congreso carecían de aparato organizado. Por eso les fue imposible lograr apoyo electoral en las municipales de 1993 y 1995.
Otro es el caso de Vamos Vecino, grupo nacido bajo la mano organizativa de Absalón Vásquez, que compitió con cierto éxito en las municipales de 1998. Su paso por el aparato del Estado le permitió reclutar a miembros de su organización que, a diferencia de las anteriores, se planteó ser nacional. Por ello, su ingreso a los municipios y paralelamente a las prefecturas. Copó, de esta manera, el espacio que no podían hacerlo tanto Cambio 90, como Nueva Mayoría. Con esa base social y local, se propuso luego el ascenso al parlamento. Allí logró un porcentaje importante de la bancada oficialista, en donde ha colisionado con los parlamentarios antiguos y particularmente, con los cercanos a Montesinos.
Sus líderes no tienen figuración pública importante, pero si influencia a través del aparato organizativo, que el pasado aprista de Absalón Vásquez ha sabido utilizar. Esto hace que si Ricardo Chiroque, sea el hombre de confianza a nivel municipal, Anselmo Revilla y Rolando Reátegui lo sean a nivel Parlamento. Los vecinistas aparecen como críticos del modelo económico y de algunas medidas del otro sector de la bancada oficialista. Su presencia es cada vez más notoria y buscan representar a los provincianos y los pobres, que reciben los programas de asistencia del gobierno. Eso es claro en sus críticas y reparos al proyecto de ley de municipalidades y así como el que pondría fin a la propiedad comunal de las azucareras.
El absalonismo, busca organizar a las masas fujimoristas y lograr espacios de representación, lo que provoca que Vladimiro Montesinos acerque sus relaciones a los parlamentarios de Cambio 90 y NM y estos acepten, para no caer en manos del absalonismo, del que se sienten distantes. Por lo pronto, ha logrado colocar hombres cercanos a él, en el clave Ministerio del Interior. El contrapeso de Montesinos estaría pues en el control importante del aparato del Estado, las FFAA, donde no puede llegar Absalón Vásquez, pero le es difícil montar un aparato partidario, que no sea a través de terceros, lo que lo hace difícil.
Todo lo anterior no hace sino mostrar a un oficialismo que ya no es monolítico y en donde se desarrollan tensiones y pugnas, que el mismo Fujimori no puede detener. Esto no necesariamente indica un deterioro del régimen, pero si un debilitamiento que puede ofrecer sorpresas antes impensadas.
(Canal N, Lunes 11 septiembre 2000)
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