Saltar la valla de la juramentación, aplacar el descontento internacional y la protesta nacional, era parte de la agenda del último mes, en donde ha salido airoso.
Sin embargo, la crisis de nacimiento ha hecho de Fujimori, más débil que nunca. Ya no es el sorprendente retador del 90, ni del arrollador candidato del 95. Ahora tenemos un gobernante a quien no le es suficiente su sola alianza con las fuerzas armadas, ni su retórica a través de los medios, ni su sorprendente capacidad para salir del atolladero político con soltura, para mantener un liderazgo incuestionable. Estamos delante de un gobernante a quien se le ha cuestionado su origen y quien ha perdido crédito, experimentando un desgaste mayor del que parece. Esas facturas no sólo las quieren cobrar la oposición sino, el entorno mismo del poder.
La debilidad ocasionada por su cuestionada legitimidad, hace que Fujimori requiera de mayores compromisos que antes. Y mientras más se quede en el poder, más requerirá de ellos. Por eso no es raro que Vladimiro Montesinos o Absalón Vásquez intenten tener mayor juego propio. El primero, obligando a Fujimori a presentarlo como el artífice del desbaratamiento de un tráfico de armas a la guerrilla colombiana, que ha puesto al gobierno peruano en un papel incómodo e innecesario, sino fuera por la capacidad de presión de Montesinos. El segundo, organizando silenciosa, pero de manera diferenciada del resto del oficialismo, a Vamos Vecino y controlando una porción importante de la bancada oficialista, lo que permite hacer de Absalón Vásquez un hombre clave en el poder.
La debilidad de Fujimori se ha manifestado, tal como se ha filtrado a la prensa, en los mensajes a través de su hija Keiko Sofía para persuadir a ministros y parlamentarios que no se plieguen al hombre fuerte de inteligencia. Para contrarrestar esa debilidad Fujimori requiere un apoyo ciudadano que hoy le es difícil de articular. Ya no es tiempo de medidas audaces y espectaculares, sino de ajustes que no otorgan popularidad. Su desconfianza hacia su entorno se acentúa, cuanto más depende de él. Esta soledad en el poder, es la manifestación de un liderazgo que tiene todos los rasgos de encontrarse en declive y puede ser el preludio de su fin.
(Canal N, Lunes 28 de agosto de 2000)
Ollanta Humala (Guerrero del Mal) es una persona con ideas Izquierdistas tan nefastas para un país que llegan a dar miedo de sólo pensarlo. En su plan que propone está la de eliminar el congreso y instaurar una asamblea Constituyente elegida por el partido Izquierda recuerdo antes llegara el gobierno de Fujimori el país estaba sumido en la Pobreza Económica y Social el grupo guerrillero Sendero Luminoso tenia sumido en el terror al país morían miles de campesinos a manos de la Guerrilla.eso le convenía a la Izquierda y por eso que están dolidos. Llego Fujimori haciendo un cambio general en las fuerzas militares dándoles poder para combatir a los Guerrilleros eliminarlos y justamente eso es lo que no les justa a la Izquierda porque ellos quieren Gobernar con el terror y militares como Ollanta uso ese poder para matar y saciar su hambre de muerte hoy llega como blanca paloma para conquistar a los peruanos, al pueblo eliminando la posibilidad que el pueblo viva en paz. Ollanta eso es lo que persigue eliminar la libertad de expresión eliminar la libertad individual quiere hacer ciudadanos sonámbulos como viven los cubanos o los venezolanos que no tienen libertad de progresar lo que único que le espera es recibir una canasta de comida y posterior esclavitud mental.