Pero este listado de 1200 nombres, nos dice algo más. Es la perfecta expresión que la crisis de representación política aparecida en la década pasada aun se mantiene, pese a algunos esfuerzos aislados por superar este fenómeno cada vez más estructural. El primero que uno encuentra en la conformación de estas listas es el débil carácter de la adhesión de los candidatos a sus organizaciones. A lo largo de por lo menos 4 semanas, varias agrupaciones ofrecían sus puestos a las mismas personas. A su vez se observó, ya no con perplejidad, como varios candidatos, ofrecían sus buenos oficios a listas que iban del oficialismo a la oposición. Esto hizo que algunos terminaran en listas distintas a las ubicadas al inicio. Elemento que nos podría indicar que si el Parlamento actual ha visto migrar a algo más de 25 de sus miembros de una bancada a otra, el que se instale el 28 de julio próximo puede elevar dicha cifra. Por lo que no hay partido que pretenda tener influencia importante sobre sus parlamentarios, como le sucedió, desde 1995, a Pérez de Cuellar con la UPP y a Alejandro Toledo con CODE-País Posible, por señalar sólo dos casos. En pocas palabras, no existen lealtades firmes que provoquen bancadas cohesionadas.
El segundo hecho, derivado del anterior, es la mayor concentración de las decisiones en la conformación de las listas de parte de los líderes de cada agrupación. Si antes la crítica a los partidos políticos era que sus asambleas de elección de candidatos eran parcialmente respetadas, en la actualidad toda la selección ha sido manejada de arriba abajo por los jefes de las organizaciones. En el extremo está el ejemplo de la agrupación gobiernista en donde todo no sólo se hizo de manera secreta, sino que fue acatado sin dudas ni murmuraciones. Por lo tanto, en términos de selección de candidatos, estamos frente a una involución de la democracia de las organizaciones.
De lo anterior se desprende que si bien en términos de resultados electorales la lista gobiernista puede que no supere la mayoría absoluta, si estaría en condiciones de absorber algunos bancadas –Frepap, por ejemplo- o parlamentarios que le permitiría alcanzar la tan ansiada mayoría. Asimismo, la actuación de todas las bancadas estaría totalmente supeditada a quienes salen elegidos, puesto que en cada una de ellas hay candidatos tan disímiles como alcanza la imaginación. Y es que las listas parlamentarias de las organizaciones, tienen más de listas que de organizaciones.
Bajo este panorama, quien cree que el 9 de abril tendremos una nueva composición partidaria en el Parlamento, se equivoca, pues el día de su instalación puede que sea otra. Esta es la democracia de los independientes, que por lo visto es cada vez más independiente de la democracia.
(Canal N, Lunes 14 de febrero del 2000)