Esto quiere decir, que más allá de las intenciones de las personas, el poder seduce de tal forma que sus ocupantes son atraídos para mantenerse en él. El presidente Fujimori ha demostrado, con su postulación, que esta ley lo atrapa también a él. Y es que desde Porfirio Díaz, en México, que fue reelegido 7 veces y gobernó 27 años, provocando un movimiento no reeleccionista que atizó la revolución mexicana, pasando por los Stroessner, en Paraguay o Joaquín Balaguer, en República Dominicana, la reelección presidencial ha sido siempre el mecanismo de perpetuación en el poder.
Pero, si para algunos querer es poder, en la actualidad el presidente Fujimori quiere, pero en realidad no puede. Y no puede legalmente ser candidato, porque su paso por el poder en estos últimos 10 años, requirió establecer reglas y normas que le impiden postular para abril próximo. Pese a lo señalado por el primer ministro, el canciller y algún líder parlamentario oficialista los hechos son contundentes.
El presidente Fujimori fue elegido bajo el amparo de la Constitución de 1979, en la que en su artículo 205 prohibía la reelección inmediata. Con el golpe de Estado del 5 de abril de 1992, el Presidente Fujimori disuelve el Poder Legislativo e interviene el Poder Judicial. La que estaba en cuestión era la legalidad de su investidura del mandatario que fungía de jefe de Estado y jefe da la Nación. Por esta razón, empujado por dicha necesidad, el CCD, antes del debate constituyente, decreta la Ley Constitucional del 6 de enero de 1993, que legitima a Alberto Fujimori como Presidente del período 1990-1995. Esta Ley tenía el propósito de “constitucionalizar” al presidente Fujimori que tras el golpe del 5 de abril se encontraba deslegitimado, al encabezar tal evento. De esta manera, se quiso respetar el período presidencial iniciado, en 1990. Fujimori, no llamó a nuevas elecciones y se presentó, como lo hará Hugo Chávez el próximo año, en Venezuela, bajo su nueva Constitución, lo que claramente se computará como primera vez.
El debate constituyente alrededor del artículo 112 muestra claramente que el espíritu y la inspiración de los congresistas era considerar el período 1990-1995, como el primero del presidente Fujimori. El Diario de Debates muestra las palabras del Dr. Carlos Torres y Torres Lara sosteniendo inequívocamente este hecho. Finalmente, la Constitución de 1993 aprobó el artículo 112 que señala que permitía la reelección presidencial por una única vez. Con motivo de las elecciones de 1995, ante la tacha presentada contra la candidatura de Alberto Fujimori, el JNE la declaró infundada pues consideró que el presidente en ejercicio fue habilitado por el artículo 112 de la nueva Constitución de 1993. Es decir, el Presidente Fujimori estaba habilitado para postular a la única reelección posible. En concordancia con esta posición, el CCD debatió una ley para regular las acciones del Presidente de la República como candidato. Por ello promulgó la Ley, 26430, denominada: “Normas aplicables al ciudadano que ejerza la Presidencia de la República y que postule a la reelección”. El CCD asume, de esta manera, que la reelección inmediata del ingeniero Fujimori ya se consumó, en 1995.
La famosa Ley de Interpretación Auténtica, al final de cuentas no interpreta sino intenta modificar la Constitución. Es decir, el presidente Fujimori no puede volver a postular. La única posibilidad que tenía el Congreso era el camino de la reforma constitucional, que no lo transitaron pues temían no poder superar los obstáculos de la oposición. Por lo demás, el discurso oficial no responde a una pregunta clave ¿Quién nos gobernó entre 1993 y 1995, cuando ya estaba vigente la nueva Constitución?. Es que con independencia de los alcances de interpretación legal, no es aceptable ni lógico vulnerar el principio de razonabilidad de la norma. Y aquí no valen más demostraciones que la realidad. Presidente Fujimori fue electo, primero, en 1990, y reelecto, después, en 1995. Lo demás, podrá ser envuelto en forzadas y caprichosas interpretaciones que sólo maltratan inteligencias, que hace decir a algunos prominentes hombres del régimen que allí donde hay una reelección, ellos cuentan dos y allí donde se puede mantener 10 años en el poder, ellos cuentan 15. Pese a todo esto, el Presidente Fujimori ha cruzado el límite de lo permitido por sus propias normas y se ha colocado en el camino de la ilegalidad constitucional. Ingresamos, por lo tanto, a un complicado panorama político de pronóstico reservado.
(Canal N, Lunes 27 de diciembre de 1999)