De paso, se encargó ya de salvar al ingeniero Joy Way en su incomoda situación de responder a las preguntas sobre el uso del dinero de la privatización y el crecimiento de la deuda externa.
Pero a todo esto ¿porqué un nuevo gabinete? En realidad, desde la constitución de 1933 ha permanecido la norma que exige que los ministros que deseen postular a un puesto en el congreso, deben renunciar seis meses antes a sus respectivos cargos. Las sucesivas constituciones sumaron a la lista, otros altos funcionarios del Estado. Sin embargo, lo que no se dice o recuerda es que el espíritu original de la norma era separar del cargo a aquellos funcionarios que por las características de su función podían hacer uso indebido de los recursos del Estado, con el fin de desarrollar su propia campaña electoral. Lo curioso de todo, es que en la actualidad, quién utiliza realmente los recursos públicos y lo puede hacer casi sin limitaciones es el presidente Fujimori. Así lo hizo en 1995 y no hay nada que impida pensar que lo hará con mayor empeño el próximo abril. Sin embargo, la Ley Orgánica de Elecciones no le exige renunciar, como sí a ministros y altos funcionarios del Estado. Esta renuncia sólo procedería por propia voluntad del presidente y con la aceptación del Congreso. El presidente Fujimori no renunciará, como sí lo hizo el general Odría, 6 meses antes de esa parodia de elección que organizó, en 1950.
Es que en realidad, las renuncias de los ministros tenían sentido cuando la Constitución impedía -como en casi toda la historia republicana- la reelección inmediata del presidente de la república. Ahora dichas renuncias pierden sentido, pues quien más intensamente puede usufructuar los recursos públicos -el presidente Fujimori- no renunciará. Gracias a esta perla de la Constitución de 1993, hecha a la medida de las aspiraciones reeleccionistas, somos testigos como el presidente, que es candidato así no lo diga, hace uso para fines electorales de los recursos públicos, que no es otra cosa que dinero de todos los peruanos. Veremos, además en los próximos meses, sin que nadie pueda impedírselo, como el presidente Fujimori inaugurará febrilmente cuanta obra pública se realice en el territorio nacional, acompañado por una organizada comitiva y un aparato propagandístico que tendrá como objetivo convertir el evento, en mensaje persuasivo a favor de la reelección. El nuevo gabinete será el que provea –a través de los ministerios y entidades públicas- de los recursos humanos, materiales y económicos de esta campaña, por lo que se hará cómplice de una arbitraria e ilegal re-reelección. Este es, lamentablemente, el presente griego que ha aceptado recibir de buen agrado, el nuevo presidente del gabinete.
(Canal N, Lunes 11 de octubre de 1999)