Para Weber éste es una agrupación o comunidad política, que usa la fuerza o la violencia legítima para imponer su autoridad. De esta manera, el Estado se define siempre como una relación de dominación, una relación de poder entre los hombres, en donde unos mandan y otros -la mayoría- obedece. A partir de allí la política es definida como una lucha por el poder, para participar en él o para influir en su distribución. La constitución, el parlamento y otras instituciones son para Weber, técnicas de la organización de la política, como por ejemplo la selección de los líderes políticos. Pero, para la acción política no existen metas a realizar. Los medios podrían servir de diversas manera a aquellos que la utilizan. Lo político, por lo tanto, queda circunscrito al ámbito de estos medios.
Otro ese el caso del italiano Wilfredo Pareto (1848-1923), que conjuntamente con Gaetano Mosca y Robert Michels conforman el grupo fundador de la que se le ha denominado la Teoría Clásica de las Élites. Para el sociólogo y científico italiano, el postulado básico de dicha teoría es que a lo largo de la historia de la humanidad una minoría gobierna y domina sobre la mayoría. La idea de la política se centra, como en Weber, en el enfoque del poder. De esta manera, la política se convierte en un juego en donde los diferentes grupos o fracciones sociales tratan de monopolizar el poder. Este impulso es el resultado de considerar a la economía como la acción lógica racional. En cambio la política, es exactamente lo contrario, el producto de la acción no-lógica. Es aquel fenómeno fundamentalmente regida por otras fuerzas.
Ambos pensadores –Weber y Pareto- escuetamente reseñados, abordaron la política desde diversas perspectivas y enfoques. Ayudaron a labrar y crearon las condiciones para la institucionalización académica de la Ciencia Política, que se formalizará en el siglo XX para dar impulso a una disciplina, que es por naturaleza, polémica.
(El Peruano, 05 de Abril de 1999)